Día: 1 febrero, 2011
Turbulencias diplomáticas-Marruecos Vs España
El gobierno marroquí desmiente categóricamente las falsas informaciones propagadas por ciertos medios de comunicación públicos españoles acerca de las alegaciones infundadas relativas al hecho de que Marruecos habría desplegado tropas de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) que se encuentran en las provincias del sur hacia Casablanca y Rabat, y eso, en previsión de supuestas manifestaciones eventuales, afirmó, el domingo, el ministro de Comunicación portavoz del gobierno, Khalid Naciri.
Expresándose durante una rueda de prensa, en Rabat, Naciri indicó que el gobierno considera estas falsas informaciones como «un comportamiento no profesional y totalmente ajeno a las reglas y a la deontología de un ejercicio mediático sano».
Se trata de una “extensión natural de los métodos de trabajo utilizados por ciertos medios de comunicación al cubrir la actualidad marroquí«, agregó.
Según Naciri, “el gobierno marroquí acogió con indignación las falsas informaciones propagadas por ciertos medios de comunicación públicos españoles, en particular la televisión pública Canal 24 Horas, así como otros medios de prensa respecto a alegaciones infundadas relativas al hecho que Marruecos habría desplegado tropas de las Fuerzas Armadas Reales que se encuentran en nuestras provincias del sur hacia Casablanca y Rabat, y eso en previsión de supuestas manifestaciones eventuales”.
A este respecto, el gobierno de Marruecos, precisó, desmiente categóricamente estas falsas informaciones propagadas por estos medios de comunicación públicos y les considera como «un comportamiento no profesional y totalmente ajeno a las reglas y a la deontología de un ejercicio mediático sano.
Asimismo se trata aquí de una extensión natural de los métodos de trabajo utilizados por ciertos medios de comunicación a la hora de cubrir la actualidad marroquí, y que han alcanzado su paroxismo en la agresividad, el odio y la falsificación de la verdad durante la cobertura del asunto del campamento de Gdim Izik en Laayún (1.256 km al sur de Rabat), así como las mentiras y alegaciones que han acompañado la cobertura de su desmantelamiento, dijo.
Esto muestra elocuentemente al mundo entero el grado de implicación de ciertos medios de comunicación españoles en la manipulación de la información y la falsificación, y que fueron objeto de una condenación por parte de ONGs e instancias representativas de los medios de comunicación y de los derechos humanos nacionales e internacionales, añadió el ministro.
“Pensábamos que estos medios de comunicación habían sacado las lecciones necesarias, sobre todo que el parlamento marroquí había exhortado, a este respecto, al gobierno marroquí proceder a un examen de reevaluación de las relaciones bilaterales”, subrayó.
Con el fin de transmitir al gobierno español la indignación de Marruecos ante estos comportamientos irresponsables, el ministro de asuntos Exteriores y Cooperación ha convocado, hoy al embajador del Reino de España en Rabat y mantuvo una entrevista con su homóloga española, explicó Naciri.
Asimismo, el ministro del Interior se entrevistó con el ministro de interior del gobierno español, llamando su atención sobre la gravedad de la perpetuación de estos derrapes mediáticos repetidos, concluyó.
Fuente: MAP
Instituto Cervantes, Juan Goytisolo y Aline Schulman
El Instituto Cervantes de Marrakech organiza este encuentro literario entre la traductora Aline Schulman y Juan Goytisolo escritor español de vocación universal. El encuentro girará en torno de las obras clásicas de la literatura española, partiendo de la novela de Francisco de Quevedo “El Buscón”, traducido recientemente al francés por Schulman.
Lunes 14 de febrero de 2011
Sala de Conferencias Instituto Cervantes
A las 19:00
Marruecos no es Egipto ni Túnez (I)
Desilusión. Incertidumbre. Frustraciones. Acceso de rebeldía y sensación de impotencia a la vez. Eso es, me parece, lo que siente un número creciente de marroquíes, de jóvenes sobre todo, pero también de amplias capas de población que van desde las más desfavorecidas hasta la élite intelectual, pasando por las clases medias. El resultado, alarmante, de ese estado de ánimo es la pérdida colectiva de lo que yo llamaría «el gusto por el porvenir«. ¿Cómo se ha llegado a eso? Después de las prometedoras aperturas del comienzo del primer decenio, hemos pasado a una fase de vacilaciones y luego de inercia. La política oficial se ha hecho ilegible a fuerza de ser opaca. La concentración de poderes se ha acentuado hasta tal punto que las reglas del juego político, en lo que al principio nos fue presentado como un proceso democrático, se han pervertido, son inoperantes.
Ante semejante callejón sin salida, es obligado constatar que el pensamiento político está lejos de aceptar el reto. Ha abandonado entre nosotros sus dimensiones tanto crítica como prospectiva para limitarse, digamos, a la crónica, a la reacción ante los acontecimientos cotidianos. Se ha acabado, por ejemplo, la firme reivindicación de una reforma constitucional con vistas a un justo reequilibrio de poderes y de su separación según las normas democráticas universalmente establecidas, por no hablar de una reivindicación ya expresada al comienzo de la independencia, la de una Asamblea Constituyente cuya misión fuera la de elaborar el contenido y las reglas de semejante reforma.
Abandonado así el taller institucional, ¿qué margen de negociación le queda a nuestra clase política, y sobre todo a los partidos que esporádicamente hacen aún alarde de alguna veleidad de independencia frente al poder? Para ellos, la negociación se reduce a que el número de carteras a las que aspiran les sean reservadas en el equipo gubernamental según los resultados electorales obtenidos, sean estos, por lo demás, controvertidos o no. Pobre ambición cuando es de pública notoriedad que este Gobierno gobierna tan poco, a semejanza de un Parlamento que, de por sí, también legisla tan poco.
Por su parte, la izquierda no institucional, que goza de una gran respetabilidad debido a los sacrificios padecidos en su combate contra el antiguo régimen, no ha conseguido adquirir una auténtica visibilidad política. Víctima del mal congénito de la división y, en lo que respecta a sus alas más combativas, de un cierto aislamiento ideológico, le cuesta asumir el papel que se esperaría de ella, precisamente el de impulsar la renovación del pensamiento político, el de proponer un proyecto alternativo de sociedad y el de abrir vías creativas a la movilización ciudadana.
En cuanto a la sociedad civil, a pesar de un dinamismo y de un grado de concienciación cada vez mayores, parece no haber tenido en cuenta el peso nada despreciable que representa en la relación de fuerzas políticas, sociales e intelectuales existentes. Sin embargo, muchas de sus realizaciones (a todos los niveles del desarrollo humano, de la ayuda a las personas y a las capas de población más frágiles, de la creación y de la animación culturales) denuncian, con ejemplos a mano, la indigencia en estos terrenos tanto de la acción partidista tradicional como la de los gobernantes. Pero, a la larga, la dinámica que ella misma ha creado corre el riesgo de atascarse en tareas compartimentadas si no es impulsada por una visión del proyecto social en su conjunto, donde la construcción de la democracia sea una realización ciudadana basada en unos valores éticos en los que los políticos se inspiran cada vez menos, a pesar de que pretendan estar convencidos de ellos.
Por eso, ante estas múltiples carencias, tan solo se puede constatar, con lágrimas en los ojos, que la élite de los pensadores, los que en verdad hoy deciden, no son ni siquiera los economistas que en otras latitudes hacen y deshacen, sino los tecnócratas, los gerentes, los consejeros y asesores de toda laya, atentos sobre todo a las orientaciones fijadas por las instituciones financieras internacionales y a las pertinentes opiniones, según la fórmula consagrada, emanadas de las oficinas de estudios estratégicos (preferiblemente extranjeras).
El resultado es que Marruecos no está gestionado como un país que, en función de su asentada identidad y de la riqueza de su cultura, tendría que hacer valer sus bazas; donde el pueblo, artesano indiscutido de la soberanía nacional, debería tener algo que decir acerca de la gestión de sus asuntos y de la construcción de su porvenir; donde la sociedad, que nada ignora de lo que pasa en la aldea planetaria, desearía disfrutar también ella de los avances que se han venido realizando en el plano del conocimiento, de la educación, de la satisfacción de las necesidades materiales y morales, de los derechos y de las libertades. Marruecos se encuentra más bien gestionado como una megaempresa o como una multinacional cuya finalidad es el enriquecimiento ilimitado de sus principales accionistas, sin perjuicio de que distribuya algunas migajas a los menores a fin de crear una clase que haga de tapón entre ella y la masa creciente de desamparados.
El despegue económico del país, del que ciertas primicias son indiscutibles y otras deben ponerse en tela de juicio, tiene ese precio. Y sobre ese altar, en el que se celebra de forma indecente el culto al becerro de oro, es el despegue democrático el que está siendo sacrificado. ¿Cómo se entienden si no los atentados reiterados contra la libertad de opinión, el hostigamiento a los órganos de prensa, las condenas a periodistas con los argumentos más falaces y, en otros terrenos no menos simbólicos, la dimisión del Estado ante el deterioro del sistema educativo o el desinterés por ese desafío superior que representa la cultura en la formación del espíritu de ciudadanía y la estructuración de la luminosa identidad de una nación? El guión así redactado, ya casi cerrado, no es seguramente el que nos esperábamos hace ahora justo 10 años. Y nada hace presagiar que siga abierto a cualquier otra reescritura.
En Marruecos se impone un cambio de rumbo. Marruecos, seguramente, y por multitud de razones, no es Túnez, pero algunos ingredientes que han estado en el origen de la llamada revolución de los jazmines se encuentran, casi de manera idéntica y desde hace ya mucho tiempo, en nuestro país.
Si, como así lo creo, la mayoría de los marroquíes ansían una transición pacífica, pero irreversible, hacia la democracia, ha llegado el momento de un impulso ciudadano que implique a todas las fuerzas políticas, sociales e intelectuales que comparten la misma aspiración. Es la hora del balance crítico y autocrítico, del rearme del pensamiento, de la liberación de las iniciativas, de la clara afirmación de las solidaridades, del debate de fondo y de la sinergia entre todas estas fuerzas.
Para nuestros gobernantes ha llegado el momento de dar pruebas concretas de su voluntad de satisfacer semejante aspiración, la más urgente de las cuales deberá ser la de tomar medidas radicales con las que responder a un desamparo económico y social que ha alcanzado un umbral crítico. Ello implicaría, digámoslo sin ambages, la revisión de las opciones económicas tomadas y del modelo de crecimiento puesto en marcha hasta nuestros días, que ha ahondado irremediablemente las desigualdades y las injusticias. La otra prueba que permitiría a la comunidad nacional restablecer el gusto por el porvenir sería un acto fundador, negociado con el conjunto de actores de la escena política y de la sociedad civil, con el objetivo de imprimir en la Constitución del país los principios de un Estado de derecho, instaurando la separación de poderes, la igualdad ante la ley y la protección de las libertades, pero también de un Estado de nuevo tipo que levante acta de la identidad cultural y de otras especificidades de ciertas regiones a fin de conceder a sus poblaciones la autonomía a la que tienen derecho.
Ante Marruecos se hace presente un nuevo cruce de caminos. La cita que la historia nos ha fijado con él no admite ninguna espera. Ojalá puedan la razón y los intereses superiores del país conducirnos allí a tiempo y hacernos elegir el más seguro camino del progreso, de la dignidad y de la justicia, el camino del despegue democrático.
Abdellatif Laâbi es escritor marroquí. Traducción de Juan Ramón Azaola.
Marruecos no es Túnez ni Egipto
Desde este Blog, abro un mirador de la situación, voy a explicaros distintas versiones del conflicto y como puede o no afectar a Marruecos. Opiniones diversas que nos pueden ayudar a comprender que Marruecos no es Túnez ni Egipto.
Egipto, a las puertas de un gran cambio
Días convulsos en Túnez y Egipto…todo comienza con la “revolución de los Jazmines” en Túnez y ahora mismo con la Revolución en Egipto.
Definición de la palabra REVOLUCIÓN. Revolución es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato. Se puede producir en varios ámbitos al mismo tiempo, tales como económicos, culturales, religiosos, políticos, sociales, militares, etc. Los cambios revolucionarios, además de radicales y profundos, y sobre todo traer consecuencias trascendentales, han de percibirse como súbitos y violentos, como una ruptura del orden establecido o una discontinuidad evidente con el estado anterior de las cosas, que afecte de forma decisiva a las estructuras.
Por tanto, asistimos a dos Revoluciones del pueblo que luchan por transformar radicalmente el pasado inmediato. Ahora mismo, estamos asistiendo en directo a un episodio de la historia con la revolución en Egipto. En los instantes que escribo este post, el ejercito parece que ha decidido no actuar. Dejar que el pueblo se exprese libremente y han comunicado que no van a disparar a los manifestantes si éstos no actúan violentamente. Qué significa? Creo que de facto, están abriendo las puertas a la Revolución. Sin el ejercito como medida represora ( ahora que la policía ha abandonado las ciudades ), ya no hay elementos represores que puedan “limitar” las manifestaciones del pueblo. Solo el bloqueo de los teléfonos móviles y de las redes sociales en Internet impide que las noticias “vuelen” en Egipto y de alguna manera dificultan la organización de movimientos masivos. Aún así, se prevén para hoy, manifestaciones multitudinarias y seguramente históricas en El Cairo, Suez, Alejandría y otras ciudades Egipcias. Desde las once de la mañana (hora española), la plaza de Tahir (de la Liberación) en El Cairo, epicentro de las protestas para exigir reformas democráticas en el país árabe, es escenario de la manifestación en la que los grupos opositores esperan reunir a más de un millón de personas. El lema con el transcurre la marcha es «Abajo Mubarak, todos contra Mubarak«. Hay gente joven, familias enteras con sus hijos, muchos de ellos bebés, y egipcios con mayor poder adquisitivo que están aportando dinero para sufragar la comida y el agua para la multitud. El Cairo no es la única ciudad donde hoy el movimento anti Mubarak exhibe su fuerza. En Alejandría (al norte del país) se desarrolla otra marcha del millón. Para amortiguar el impacto de ambas movilizaciones, el Gobierno ha decretado el cierre del servicio ferroviario y de muchas carreteras.
Desde que estalló el movimiento revolucionario, hace una semana, el Ejército ha jugado con dos barajas. Se ha atenido a las reglas de un régimen que es el suyo, sus jefes han obedecido respetuosamente a Mubarak, ha ordenado toques de queda, ha protegido desde que desapareció la policía las sedes gubernamentales. Y a la vez ha hecho guiños a la revuelta, se ha coordinado con los manifestantes (ayer los soldados trabajaban codo con codo con los organizadores de la protesta en la plaza de la Libertad), no ha hecho esfuerzo alguno por imponer el toque de queda y ha gozado con la devoción que demuestra la gente.
Ese equilibrismo no podía durar indefinidamente. Era muy difícil mantenerlo ante la jornada crucial de hoy
El Ejercito al garantizar los derechos de los manifestantes y calificar de «legítimas» sus reivindicaciones, es decir, la exigencia de la dimisión de Mubarak, se ha puesto en cierta forma del lado de los manifestantes. Por eso, creo que ahora mismo, el cambio es imparable.
Esperamos acontecimientos.
Estoy aquí….
Lo sé, tengo mi Blog un poco “abandonado”… mantener un Blog activo no es tarea fácil ( al menos para mí ). Requiere mucha ilusión, ilusión por sacar temas nuevos, por querer hacer post interesantes, bien redactados, por temas que te parezcan interesantes para compartir, por tener tiempo para ello, porque no decirlo, por estar animada…y la verdad, estas últimas semanas no ha sido así.
Ayer recibí un mail de una lectora, hacía días que pensaba que quería comenzar de nuevo a escribir, y gracias a sus palabras…me decidí de nuevo. Siempre necesitas un poco de ayuda para hacer las cosas, no? Pues Imma me ayudó….gracias por ello.
Aquí estoy de nuevo….COMENZAMOS….