Un atardecer perfecto en Legzira
Esta playa es un sueño recurrente en mi cabeza. Cuando llevo tiempo sin verla, cuando estoy alejada del olor y del sonido del mar, pienso en ella. En su luz mágica, en su larga playa, en su olor profundo a mar, en sus rocas esculturales. En esa playa te sientes insignificante por su belleza y por su magnificencia, pero a la vez, te sientes plena, te sientes llena, te siente activa y llena de energía. En definitiva, esta playa me llena de felicidad.
El otro día volví a ella, como los niños vuelven a sus sueños. Cada vez que la veo, esta playa está más y más urbanizada, y sufro. Sé que no tengo derecho a reclamar nada, sé que no soy nadie para exigir que la respeten, sé que nadie va a escucharme…pero poco a poco Legzira ya no se parece a Legzira. Estoy segura que en pocos años, esta playa ya no será mi reducto de belleza soñada. Pero mientras tanto, quiero disfrutarla.
El otro día volví a ella, esta vez durante el crepúsculo. El sol caía rápidamente, a lo lejos, en el horizonte el sol se fundía con el mar dando paso a unos reflejos plateados difíciles de explicar. Todo estaba impregnado de plata, las crestas de las olas, las rocas, las pieles, las sonrisas y las miradas.
Fue un paseo desde el ocaso hasta el anochecer. Salimos plateados y llegamos bañados de oscuridad. Fue un paseo con los pies desnudos, zapatos enganchados entre los dedos de la mano y las olas golpeando suavemente los tobillos. Poco a poco, la luz menguaba y nuestros ojos se iban acostumbrando a la penumbra. Las estructuras de piedra se convertían en gigantes que nos imponían respeto. Así que decidimos dar la vuelta y con los ojos cerrados llegamos al comienzo, debíamos seguir la senda del mar en nuestros pies, así no podíamos perdernos….me dijo él. Y así fue.
Cenar en casa Abdoul en la terraza de su albergue, en la misma playa, una sopa harira y un pescado fresco a la brasa delante de este mar y con las estrellas a tocar de las manos.
Este es el recuerdo de un atardecer perfecto
14 agosto, 2012 en 21:42
Un paraíso imponente!
14 agosto, 2012 en 23:44
Me encantaria encontrar mi “sidi ifni“! Que bonita historia, làstima que no todos apreciemos y valoremos la belleza del mismo modo. Se de que sensación hablas…al menos siempre existirá la belleza de ese lugar en tu recuerdo. Me has puesto la piel de gallina!
16 agosto, 2012 en 17:37
Esta playa para mí también es un lugar especial, con una magia… Tengo una foto de mis dos hijos, que todavía son muy pequeños, jugando en esa playa y es la imagen de la pura felicidad. Confieso que la última vez que estuve birlé una piedra de esas redondas y granates y la tengo en mi mesa como pisapapeles… Y eso que esa vez fuimos en avion… me veía yo explicándole al de los rayos X del aeropuerto qué narices era esa piedra…