Cigueñas en Marrakech
Después del verano parece que todo vuelve a la normalidad, comienza el trabajo, los niños al cole, las clases de inglés, el gimnasio. Hemos llegado de Marruecos a Europa y nos sentamos en el sofá de casa tranquilamente viendo las fotos de nuestro viaje. Y en ese momento en el que las cigüeñas de Europa hacen el viaje opuesto. Desde finales del mes de agosto, comienzan a dejar Europa para emigrar hacia África en busca de calor y comida. Llegan a recorrer de 200 a 400 kilómetros al día, permanecen en África a lo largo del invierno para volver de nuevo hacia su país de origen a partir de la primavera para su período nupcial, de cría y ocuparse de su nido.
“Hay dos ejes migratorios principales usados por las cigüeñas blancas. El paso por el estrecho de Gibraltar usado por las cigüeñas procedentes de las regiones occidentales de Europa. Se estiman en 100.000 ejemplares. Cruzan pues una parte de Marruecos, para ir hacia Mauritania o Senegal, destinos finales. Luego el segundo eje usado por las cigüeñas del resto de Europa es el del Bósforo, es decir, pasando por Turquía, Palestina, Egipto, Kenia y Sudáfrica. Esta población es evaluada en 300.000 ejemplares”, explica Abderrahmane Chemlali, Presidente del APROCIB, la Asociación de Protección de las Cigüeñas Blancas Berkane.
Además de estas cigüeñas europeas que transitan por Marruecos para huir del frio, existe una población también de cigüeñas africanas que residen en Marruecos y que, también se dirige en el mismo momento del año, hacia los países africanos del sur buscando más calor. Esta especie de cigüeña está muy presente en la región del Oriental y según Chemlali “muchas cigüeñas africanas de Marruecos salen de Casablanca donde hay lugares de nidificación pero la mayoría salen de Marrakech, Errachidia y pasan por el Sahara para viajar a Mauritania y Senegal”.
Sin embargo, cada vez menos cigüeñas realizan una migración completa. “Las cigüeñas blancas son cada vez más perezosas. En cuanto encuentran comida en su camino, se instalan y no prosiguen ya su viaje”, se lamenta Abderrahmane Chemlali. Los países donde hacen su parada las cigüeñas son Portugal, España y Marruecos. Los grandes vertederos al aire libre son fuente de comida. Consecuencia: las cigüeñas se hacen más sedentarias. Un verdadero problema explica Abderrahmane Chemlali, ya que las cigüeñas son buenos indicadores para los científicos de los cambios climáticos. Un hecho curioso es que, aunque las cigüeñas se hagan más sedentarias siguen transmitiendo a sus crías el instinto de la migración.
Además de ser amenazadas por períodos prolongados de sedentarización, los riesgos a los que se enfrentan las cigüeñas aumentan su tasa de mortalidad. La sequía en África, los postes eléctricos, ataques por el hombre, en particular la caza furtiva. En Marruecos, “hay una leyenda bastante asimilada que cuenta que comer carne de cigüeña cura la diabetes”, según Abderrahmane Chemlali. Pero gracias al trabajo de sensibilización realizado estos últimos años por asociaciones de protección de los animales, los marroquíes han aprendido a respetar mejor a esta ave.
En Marrakech hay una colonia que no emigra, fija su residencia todo el año aquí. Se puede ver por toda la ciudad y concretamente en la BAB AGNOU, cerca del Palacio Bahía y de las Tumbas Saaditas. De hecho es un reclamo turístico y casi se puede decir que una de las imágenes de la ciudad.