Nightlife

Terrazas de Marrakech

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Íntimas o populares, chics o sencillas y austeras, míticas y históricas, divertidas o serias….terrazas de Marrakech, siempre frescas, siempre inolvidables…he hecho una selección MUY PERSONAL de las mejores terrazas de la ciudad. Cada una de ellas tiene su momento, un instante que las hace diferentes…hasta en esto Marrakech es única.

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Para desayunar

Extrablatt. En el barrio residencial de Hivernage. Packs de desayuno muy apetecibles…enorme zumo de naranja, mermelada, pan con mantequilla, croissant, fruta…Una terraza amplia con mesas muy grandes. Servicio amable, packs a partir de 30 Dh.

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16Cafè. En pleno verano solo la recomiendo en la hora del desayuno. Está ubicada a pleno sol y los parasoles no bastan para frenar el calor….en las mesas cercanas a la pared hay brumizadores…pero no bastan. De todas formas, la mejor pastelería de la ciudad merece una visita para un desayuno temprano. No perderse los milhojas de crema y el “eclair” de chocolate. Buen café.

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Dino. En la misma Avenida Mohamed V. También ofrecen paquetes de desayuno francamente bien de precio. Su fuerte son los helados y los crepes. La terraza es muy grande y con brumizador de agua. El café extraordinario. Dino ya existe en España y no deja de ser un gusto conocido que se aprecia desde aquí.

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Para tomar algo a cualquier hora

Le Lawrence Bar. Es el emblemático bar del Sofitel, elegante y cerca del hermoso jardín. Unos 240 Dh por una copa de champagne y 130 Dh por Wine Flight (un pequeño pasaporte degustación alrededor del vino).

Míticas

Cafè de France. Situado en la Place Djemaa el Fna, uno de los locales más míticos de la ciudad. Su terraza ha visto pasar la historia de Marrakech en los últimos 50 años, nada sofisticada y muy cosmopolita. Juan Goytisolo toma su te a la menta cada día a las cinco en ella.

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Les Negociants. Situado en la esquina de la Mohamed V con….esta terraza está ubicada en la zona de más transito del Barrio de Gueliz. Todo el mundo que se mueve en el barrio pasa por delante de ella, si quieres que nadie te vea…no vengas aquí. Vendedores de relojes, de gafas, limpiadores de botas, de frutos secos…no hay paz en ella. (Lleva más de un año de reformas, dicen que lo abrirán este verano).

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Para comer/cenar

Informales;

Cafè des Èpices. Con su decoración austera pero practica, sus mesas sencillas de madera, sus taburetes, su escalera imposible para patosos, su único baño para todos, su carta limitada y básica, pero a la vez completa….y sobre todo, al hecho que encontrar un local en la Medina donde comer un plato no demasiado caro y con cierto gusto europeo.

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Chics:

Le Gran Cafè de la Poste. Terraza muy chic y cómoda en el Barrio de Guéliz en uno de los locales más elegantes de la ciudad. Si el calor no da tregua, encienden los brumizadores de agua en la terraza y convierten la comida en uno de los momentos más “frescos” del día. Lugar de encuentro de todos los europeos que viven en la ciudad roja. Buena selección de ensaladas, carnes, pescados y extensa carta de vinos.

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Cosmopolitas:

L’Entrepotes. Un pequeño secreto para descubrir. Una entrada discreta se abre a una terraza preciosa y con una buena oferta de ensaladas y platos de cocina internacional. Una de los puntos fuertes del local, es que está muy bien situado pero al estar detrás de la Avenida Mohamed V es difícil encontrar turistas aquí. Buen ambiente.

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Cools:

Mooï. Este hotel urbano situado en el barrio del Hivernage, es un lugar sencillo pero para mi gusto una preciosa terraza completamente desaprovechada. En realidad son dos terrazas en una. La exterior, está casi siempre vacía porque está como desangelada. Cuando no debería ser así porque la ubicación es excelente, casi en frente del Extrablatt. En cambio, la terraza interior es muy sugerente. Cuando cae la tarde, levantan el toldo y mezclan música Chill Out. Copas muy bien servidas y Happy Hour. Una de mis favoritas para tomar algo en buena compañía.

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Turísticas (no exentas de belleza):

Kosybar. Terraza en la Place des Ferblantiers ( Medina ). Hermosa vista desde la zona sur de la Medina, cerca de los nidos de cigüeñas en las murallas de la ciudad. Menú de noche sobre los 370 Dh por persona. Tienen licencia alcohólica y una buena selección de cervezas y cocktails.

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Dejeneur a Marrakech. Una de las terrazas más esplendidas de la ciudad. No por su espacio, no por su maravillosa decoración, no por la cantidad de peldaños que debes subir…es sobre todo por una mezcla de comida buenísima, gran atención, por la soprepsa de encontrar una presentación de los platos sublime y tambien porque todo es delicado allí. En fin, ya veis que me gusta este sitio situado cerca del Palais Bahia.

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Kasbah Café: Ha entrado con fuerza en esta lista de terrazas. Este restaurante/Bar abierto hace un año está situado en frente de la Necrópolis de las Tumbas Saaditas. Tiene dos restaurantes en la planta acceso y en la primera. En la tercera la espléndida terraza. Cuando menos te lo esperas, encuentras un restaurante fantástico en donde comes a un nivel poco habitual en la Medina. Cocina internacional y marroquí pero con un toque español ( gazpacho incluido ). Los propietarios son españoles y han sabido dotar al local de un encanto propio. Lo mejor es una visita para corroborar lo que explico.

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Para merendar:

Ice Bianco. En la Route del Ourika. Si necesitas salir del bullicio de la ciudad, te encantará esta confortable terraza situada más allá de la discoteca Pachá. Aquí los crepes, zumos naturales, copas de helados son excepcionales. La terraza está muy bien decorada con sofás cómodos, y televisiones con video clips de música. Si no tienes coche, debes coger un taxi. En realidad creo que es el último edificio de la ciudad antes de coger la ruta del Ourika. Ambiente 100% Marrekchí de clase alta.

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Paul. Desayunar, comer, merendar…da para mucho esta coqueta terraza. Una de las mejores panaderías de Marrakech y donde preparan mejor los dulces (con permiso del 16eme y del Amoud). Además de una terraza con brumizador, encuentras también tartas y crepes muy dulces para una merienda calórica. El café es aceptable y la terraza relativamente tranquila. Una franquicia internacional que aquí te sentará a gloria.

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El mejor atardecer de la ciudad

La Terrasse des Épices. Está decorada sencillamente pero efectiva, quiere representar un espacio Chill Out….está ubicada en un segundo piso alrededor de unas antiguas galerías. En la zona central un patio que consiguen esconder con cañas y alrededor de él, todo el local. En una zona, 4 pequeños reservados para una cena íntima. Al fondo, la barra del bar y a nuestra izquierda, los salones abiertos.  Todo, con sofás sencillos y muchos cojines.  Aquí todo es rústico, nada de grandes sofisticaciones. Sofás de cemento colorado ( color rouge Marrakech ) y encima, cojines para poder estirarte o sentarte. Cuando la luz de sol deja de iluminar, te acercan los farolillos a la mesa para iluminar la carta (usan una pizarra tamaño XL que te traen hasta la mesa). De día, sombreros repartidos por las mesas, ayudan a los clientes a soportar el calor.

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El atardecer, cuando se pone el sol…un momento mágico en esta terraza.

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Terrazas, terrazas, terrazas….¡¡¡ SUMMERTIME !!!

(Este es un post actualizado del que escribí el pasado año de las terrazas de Marrakech.)

Los Sky Bar de Marrakech

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Sky Bar.  Cielo Bar.

Esa es la traducción literal. Un Sky Bar es un Bar que toca el cielo, un Bar que está en lo más alto, un Bar que tiene vistas, un Bar desde donde hay perspectiva.

Estos Bares siempre han estado muy buscados, se han puesto de moda en todas partes y lógicamente Marrakech no iba a estar fuera de esto. Si por algo se caracteriza Marrakech es por ir siempre en tendencia. Y yo, que también voy un poco al ritmo de la ciudad, los conozco para poder explicarlos en este Blog. Bueno, para explicarlos y porque francamente me gustan mucho. Una terraza está bien, incluso muy bien. Pero es que un Sky Bar es una terraza de altura, con vistas. Así que en verano es lo mejor que puedes encontrar. Marrakech no tiene edificios muy altos (que se agradece) por tanto la selección de Sky Bars es limitada porque no hay muchas opciones.

Os hago mi selección, que no significa que sean todos los Sky Bar de Marrakech.  Lógicamente, los hoteles son los Sky Bar más abundantes, como suele pasar en todo el Mundo. Los hoteles han sabido como nadie rentabilizar sus azoteas, abriéndolas no solo a los huéspedes sino a todos los demás.

BAB HOTEL

Este es uno de los hoteles más “de moda” de la ciudad. Cuando abrió sus puertas, todo aquel que quería ser visto pasaba por aquí para cenar o tomar una copa. No eras nadie, si no pisabas el Bab Hotel. Su restaurante en la planta calle, con su Lounge Bar cerca de la piscina o al lado de la chimenea era el lugar de encuentro de todos/as. Y aunque sigue siendo un lugar especial por su decoración blanca, casi etérea…ya no es lo que era. Ha habido un cambio de dirección y supongo que es para volver  a posicionar este precioso Hotel Urbano en el puesto que por ubicación y decoración merece.

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También posee un Sky Bar, a mi no es de los que más me guste. Está en medio de Guéliz y no tiene las vistas de La Renaissance, ya que se encuentra entre edificios de altura parecida que tapan un poco la perspectiva. Aún así, por su música Chill Out y la calidad de las copas merece una visita.

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LE CESAR

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La alfombra roja, las focos encendidosSHHHTTTT…¡¡ se RUEDA !! Todo parece un plató de una película en este Hotel. El César es un Hotel contemporáneo cuyas líneas purificadas llevan la firma del decorador Raymond Morel. El Hotel es pequeño y francamente original tiene una piscina muy íntima. Pero ahora lo que nos importa es su Sky Bar. SKY BAR CESAR. Sin más. Está situado fuera de Medina, al lado del Carrefour. Donde comienza la Route de Ourika. Tal vez por eso, es el Sky Bar que tenga más panorama. A tu izquierda, las murallas del Agdal, detrás…la Medina y la Koutubia. Y mirando hacia delante…el imponente Atlas. Este SKY BAR tiene piscina que puedes usar aunque solo vengas a tomar algo. Llamar piscina a algunos de los espacios con agua de las terrazas de Marrakech igual es un poco optimista pero como mínimo tienes para un chapuzón refrescante.

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Este sitio es muy poco conocido aún, ya que se encuentra lejos del circuito turístico habitual. Lejos de Guéliz y lejos de Medina. Así que si queréis una cierta privacidad es el lugar ideal. Yo vengo mucho porque casi no hay nadie y aún no he encontrado un atardecer igual a otro desde aquí. Si miras al a izquierda, ves la puesta de sol sobre el Jardín del Agdal, al fondo…sobres las montañas nevadas del Atlas y a tu espalda, sobre la preciosa Medina.

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LA RENAISSANCE

¿Quién no conoce este hotel de Guéliz?  Construido en 1952 ha sido una  figura clave de Marrakech, La Renaissance fue el primer hotel del barrio moderno de Guéliz.
Han sido necesarios 3 años de restauración total a fin de permitir a La Renaissance reabrir sus puertas en mayo del 2010. La decoración es contemporánea revisitada con sutiles toques orientales. Se ha prestado una especial atención a la atmósfera, marcada por la ostentación y la proliferación de fuentes de luz.

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Su Sky Bar es el más alto de la ciudad, situado en la 7ª planta del hotel, ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad ocre y las cumbres nevadas del Atlas.
BAR LOUNGE LE MIRADOR (Abierto de 11:00 a 01:00) Tapas, copas…comer, cenar, o degustar algo mientras tienes una panorámica de la ciudad nueva a tu alrededor y una vista cenital de la Koutubia a lo lejos.

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Este Sky Bar está frecuentado por turistas y no pocos expatriados y marrakechíes por la solera del lugar y porque siendo la más alta de Marrakech tiene fama.

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DELANO

La vista desde su terraza es sencillamente ESPECTACULAR. Tienes el minarete de la Koutubia a tocar de la mano, a la derecha La Mamounia. El ambiente es muy chic, caras guapas, decoración ultramoderna y copas carísimas. Ese es el precio de subir al atalaya del Hotel Delano con su Café Bar.

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Este restaurante y salón en la azotea está abierto tanto a huéspedes del hotel como a los residentes de Marrakech. El espacio invita a relajarse del día a la noche y cuenta con lujosas camas de día, una piscina redonda y vistas espectaculares a la Ciudad Roja, la Medina, los jardines de Agdal, las murallas imperiales y las montañas del Atlas. El  Restaurante Namazake oriental que presenta una oferta de Sake Japonés y Sashimi .En Namazake han creado un menú de inspiración japonesa de exquisitas delicias, desde los tradicionales sushi y sashimi de barbacoa japonesa a Tempuras ingeniosas. Siguiendo el modelo del célebre Namazake en Marbella, el restaurante tiene la firma de los colores negro, blanco y rojo burdeos, maderas oscuras y acabados lujosos de piedra, a la vez que incorpora un poco de Asia incluyendo figuras Buda.

Delano

En definitiva, más chic imposible.

LEVEL FIVE

La más nueva de las terrazas. Abierta este verano. Personalmente en la que me encuentro más a gusto. Está situada en la Marrakech Plaza y con una altura de 5+1 plantas no tienes nada alrededor que te quite vista (además al estar en una de las plazas más grandes de la ciudad, la sensación de espacio es mucho mayor). Accedes desde la misma calle con un ascensor de cristal que ya invita a una estancia diferente. Primero porque no es un Hotel, es un Bar/Restaurante/Lounge. La planta de acceso es un restaurante con unas increíbles vistas que aprecias desde unas cristaleras enormes. En el restaurante se come francamente bien y es idea para cenas especiales porque es sumamente romántico. Romántico no exento de ambiente y buena música. Excelentes Dj’s pinchan algunos días y música en directo de algunas bandas amenizan muchas noches de la semana.

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Pero subamos a su terraza…MARAVILLOSA. Unas vistas de 360 grados de la ciudad. Desde aquí observas todo Guéliz y los Jardines del Harti. Más allá todo el Hivernage y también el minarete de la Koutubia. Una vista que quita la respiración. Además tienes un Menú de mediodía a 130 Dh que tiene una de las relaciones calidad-precio más sorprendentes  del centro de Marrakech.

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El domingo un Brunch-Buffette que es una auténtica delicia. Las cenas a base de sushi (que como habéis visto se ha puesto de moda en la ciudad)  y cocina internacional. La cocina/barbacoa a la vista en la misma terraza.

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Cenar en un palacio de ensueño

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Palais Namaskar

A veces no programas grandes veladas. No esperas nada especial de una noche. Quedas con unos amigos a cenar. Piensas que irás a algún sitio que ya conoces, que cenaras bien que reirás, que compartirás una agradable sobremesa y luego te tomarás unas copas. Una buena noche con personas que te hacen sentir bien.

Y así programamos la noche con unos amigos. Una cena y luego unas copas. Pero como ya sabéis, en esta ciudad…y si dejas que las cosas fluyan…nunca sabes como se transforma una noche que debería ser “normal”. Uno de los amigos nos quiso sorprender a los demás. Sabía por alguien que había un lugar, un sitio a las afueras de Marrakech que se cenaba muy bien, un lugar precioso que DEBÍAMOS conocer.

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Así que a las nueve pasaron a buscarme por casa y emprendimos marcha. Una noche desapacible, frío extraño de primavera. Carretera de Fez, después de lo que fue el Metro…siguiendo la ruta, pasando el control estable de la policía…esa rotonda a la izquierda. Y aún más allá, a la derecha en medio de la nada el Taj Hotel. Impresionante desde la distancia, no puedo imaginar como será desde cerca. Aún más allá, ¿ más lejos aún ?. Los nervios a flor de piel. Donde estamos, hemos ido demasiado lejos a cenar en un día de cada día. ¿No había sitios más cercanos? Las críticas arreciaron hacía el que había tenido la idea. Pero duraron poco…lo justo hasta llegar a la puerta del Palais NAMASKAR.

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La belleza del Namaskar no tiene parangón, es lujo en estado puro. Es mezcla de jardines frondosos, agua, fuego, decoración exquisita, rincones mágicos…espacios enormes. La India, Marruecos…oriente en Marrakech. Te transportas literalmente. Unos de los lugares más increíbles que he visitado nunca.

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Os dejo con las fotos para que sea vuestra imaginación quien viaje hacía allí.

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(Si no queréis cenar, la posibilidad de tomar un copa en su Lounge Bar…puede ser una buena idea para conocer este lugar).

Hotel Palais Namaskar

Luxury Hotel/Spa, 5 Estrellas

Web: http://www.palaisnamaskar.com/eng/welcome/

Hotel del año en el mundo escogido por la revista Harper’s Bazaar 2013.

N.1 de los Hoteles de Marruecos en TripAdvisor Travellers Choice 2013 awards.

Escogido como uno de los 101 Mejores Hoteles del Mundo en 2013 por Tatler magazine.

Salir de fiesta en Marrakech

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Salir de fiesta en Marrakech. Aquí no es difícil, aunque sea un país musulmán, la fiesta está servida en Marrakech. Esta ciudad se transforma los viernes y los sábados por la noche en una oferta de locales de todo tipo. No solo turistas, expatriados y los marrakechíes disfrutan esta noche marrakechí, también los marroquíes ricos de Rabat, Casablanca, Fez y Meknes nos visitan los fines de semana.

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El fin de semana encuentras coches mal aparcados por toda la ciudad…ni que decir tiene que todos son de gran cilindrada y de colores explosivos. Aparcados todos cuanto más delante del local mejor…así aseguras que todos te miren. Si puedes dejar el coche en doble o triple fila mejor que mejor. Y no te olvides de acelerar ostensiblemente para desaparcar, sobre todo en los locales con terraza para que no quede duda que ese Porsche, Ferrari o similar es tuyo. Esa parte de los marroquíes ricos es la que más se parece a todos los nuevos ricos del mundo. Al final, son todos iguales…aparentar, aparentar. Y en Marruecos, más que en ninguna otra parte, se te juzga por tu apariencia. Si llevas un buen traje, un buen reloj, buenas joyas, un buen coche, un acompañante/a adecuado, si dejas buenas propinas…tienes las puertas abiertas a todos los locales, te atienden el primero, te tienen en consideración.  En definitiva, aquí se juzga mucho por tu aspecto general.

El fin de semana, es el momento donde Marrakech pierde inocencia y gana en lujo. Pierde autenticidad y gana en glamour. Pierde en tranquilidad y gana en dinero. Pierde en cultura y gana en fiesta. Gana y pierde, pero siempre Marrakech. Esa mezcla es la que convierte esta ciudad en un polo de atracción para miles de personas, autóctonas o no. Esta ciudad nos confunde y no la noche. La propia ciudad. Nos confunde con sus trampas, con su Medina medieval y sus noches ibicencas. Con su plaza Djemaa el Fna y con sus locales selectos e inaccesibles. Con su folclore y sus casinos. Contrastes que crean confusión y a la vez crean atracción.

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Volvamos al origen, fiesta en Marrakech. Definición de fiesta. Salir de noche, pasarlo bien, cenar, beber alcohol, bailar, mirar, ser visto, ligar, llegar de madrugada a casa…¿sería esto? Si compartimos definición, os explico que os podéis encontrar por aquí.

Se sale primero a cenar…ahhhh, me olvidaba y es importante….antes de salir de casa, llena la cartera, la noche en Marrakech es cara…muy cara.

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Cenar, ¿italiano? El último Bacio ¿algo más asequible? Catanzaro. Pero también puedes ir al Cheese Me, o al Loft, o al Kechmara o un japonés genial, El Katsura…o muchos otros. Después te tomas una copa y charlas con amigos para preparar la noche que comienza, lo mejor…las terrazas; Extrablatt, Café de la Poste o tal vez el más nuevo, el Mooï.

Todo eso en Guéliz o Hivernage. Obviamente ni se te ocurra ir a pie o caminando. Siempre con el coche…aunque sean 100 metros. Tu reputación caería por los suelos si te ven andando o en un petit-taxi. Lo último que se pierde aquí es la “dignidad”.

Palais Jad Mahal

Después te vas a tomar una copa y bailar hasta que el cuerpo aguante a Djeelabar, Jad Mahal, Comptoir, Crystal, So Lounge…este plan para gente que quiera salir al “modo tradicional europeo”.  La noche es larga, ves caras guapas, gente joven y no tan joven, europeos, expatriados, marrakechíes ricos y marroquíes de fuera de Marrakech. El total de la noche te puede salir por más de 80 Euros. Si no te pasas con las copas. Pero habrás estado en locales maravillosos, con buena música, muchas veces en directo, o con DJ’s que pinchan mezclas extraordinarias, combinados más bien malos (con muy poco alcohol y con las sodas y colas desbravadas), locales entre orientales y europeos, personal muy amable y un ambiente que se respira internacional y a la vez exótico. Una noche genial en la mayoría de los casos.

Luego tienes otras opciones distintas que también existen.

  • Cena+Casino ( hay dos en Marrakech ). Una opción que llama mucho la atención a los marroquíes y cada vez más a Europeos de paso por aquí.

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  • Cena+discoteca Pachá  (discoteca más grande de África-dicen). La entrada a Pachá es cara pero es uno de los objetivos de los jóvenes marroquíes más modernos.

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  • Cena+Afrikan’Chic o Montecristo. Para solteros ( o no necesariamente pero que aquí vienen sin pareja ) con ganas de fiesta particular. Aquí raramente me veréis. También se cena en estos locales, en el Montecristo tienen diferentes ambientes.

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Y luego están las cenas con espectáculo. Si no tienes ganas de entrar y salir de los locales. O porque no tienes coche y así tu reputación se mantiene intacta. Estos locales suelen ser mixtos, es decir puedes venir a cenar y ya te quedas para el espectáculo ( que normalmente dura desde el comienzo que te sientas a la mesa ) o venir solo al final para tomar copas. Yo también paso muchas noches de fiesta en estos locales, porque se cena bastante bien y porque son locales que en Europa no podría pagar bien porque el precio es exagerado o bien porque en Europa no se podrían mantener.

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Para mí los mejores en estos momentos son;

  • Le Blokk: Está lejos de la ciudad pero merece la pena el viaje. A unos 20 minutos en coche en la Palmeraie. La cena magnífica, con cocina tradicional y también marroquí. Buena carta de vinos, combinados. Y lo mejor, la decoración y sobre todo el espectáculo.  Cantantes en directo de Jazz, Soul, Pop…además de algún numero sorpresa. Francamente un local maravilloso. Si vas un sábado por la noche, la fiesta está servida. PD: aquí no hay turistas.

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  • Palais Jad Mahal: Ambiente Chic,  muy cerca de La Mamounia y de Sofitel. Cena bien servida y bastante buena (tambien internacional y marroquí ). Pide siempre mesa delante del escenario. Durante la cena, hay un elegante espectáculo de chicas bailando la danza del vientre…y al final tienes música en directo en el escenario con un par de grupos que se alternan bastante correctamente. Lo mejor, el local es precioso y muy grande.
  • Le Comptoir: Parecido al Jad Mahal pero a mí me gusta un poco menos.
  • Fogo Do Chao: también está alejado. En este caso delante del Hotel La Palmeraie Golf. Una cena típicamente brasileira. Con espectáculo curioso de samba y chicas ataviadas como en Rio ”compitiendo” con unas bailarinas de la danza del vientre. Curioso de ver.  Un grupo ameniza toda la velada y al final baile con las chicas y chicos que han intervenido en la cena-espectáculo. Ameno y original para Marrakech.

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  • Azar: Es una brasería libanesa en donde siempre he comido muy bien. De nuevo, el famoso show de las chicas bailando la danza del vientre. Corto y suficiente. Luego, a veces tienes una actuación de música en vivo árabe. Aquí no se baila en el mismo local, pero abajo lo ocupa un Bar de copas dónde si se puede seguir la noche con combinados y música.
  • So Lounge:  Tal vez uno de los locales de moda en Marrakech. Aquí también se cena y mientras puedes ver el espectáculo en directo. Un grupo que actúa toda la noche. A veces, música latina y a veces algún “famoso” hace stages de varios días y actúa en exclusiva. Aquí no suelo cenar, porque no es caro…es carísimo y sinceramente no merece la pena. Luego vas a tomar algo y disfrutas igual de la música. El local es magnífico y muy bien decorado. Aquí “seleccionan” un poco la clientela. Eso quiere decir que si vais con deportivas tal vez no os dejen entrar. Ahhh, una vez has pasado los controles de “seguridad” y justo antes de entrar al local el “acomodador” os pregunta si pediréis copas o botella ( entera de whiskey, ron, vodka…) depende de lo que pidas te ubica en una zona u otra…yo siempre pido copa porque te ponen cerca de la zona que puedes bailar mejor.

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Ni que decir tiene, que si vais a cenar debéis RESERVAR con anterioridad. Todos tienen aparcacoches, así que no perdáis un minuto en buscar un huequecito.

Seguro que hay más ( y algunos los conozco ), pero en principio con esto os aseguro que ya tenéis una buena noche…o varias.

El Djellabar, un nuevo local en Marrakech

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Hoy os hablo de un local que ha abierto hace tres meses en Marrakech. El DJELLABAR, este local no está en la Medina sino en el barrio de Hivernage.

El local ocupa una villa entera y cuenta con tres espacios bien definidos. Nada más entrar, te encuentras con el Lounge Bar. Una zona cool con música ambiente ( un DJ pincha cada día ), donde degustar copas de vino ( aconsejados por un sommelier ) o combinados internacionales ( a destacar los Gin-Tónics, precio aprox 90 Dh ). El espacio es magnífico, una decoración Made in Marrakech. Una ornamentación en yeso Beldi con zellijg en el suelo típico marroquí. Los techos con artesanado de madera pintado a mano. Este espacio que podría ser un típico local marroquí tiene un punto moderno gracias a la iluminación con leds perfectamente integrada en todo el espacio dando un resultado final espectacular. Un ambiente oriental y refinado.

La sala siguiente (según me explican), era un antiguo salón de bodas y ahora encontramos el Restaurante. A la derecha cocina a la vista. La comida es internacional con una mirada a la cocina marroquí de autor. Los precios no son baratos, una cena sin vino puede estar alrededor de los 400 Dh por persona.

Al final a la izquierda un pequeño salón privado para cenas especiales y pequeñas reuniones íntimas.

En definitiva, un local precioso alejado de los locales de moda y que merece mucho la pena conocer.

En mi caso, siempre que puedo me escapo a tomar una copa después de cenar. Por el ambiente y la música. El personal es encantador y atento. Como no se encuentra en una zona turística, es difícil encontrarte turistas por aquí.

DJELLABAR

Villa Bougainvillée

2 rue Abou Hanifa, Hivernage (40 000 Marrakech-Maroc)

Tél : 00212 5 24 42 12 42

Abre en Casablanca el Centro Comercial más grande de África

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El megacentro comercial ‘Morocco Mall’ de Casablanca por fin ha abierto sus puertas. Lo hizo en una GRAN inauguración que se celebró el martes por la noche a la que acudieron casi toda la prensa e importantes personalidades de la geografía marroquí.

Durante la inauguración, el plato fuerte fue la actuación de la cantante puertorriqueña Jennifer López, un acto vetado para los cientos de periodistas presentes por cuestiones de protocolo y que se celebró en la más estricta intimidad, según los organizadores.

Fruto de varias inversiones, este proyecto nace, sobre todo, de las inversiones del grupo saudí Jedai y del principal promotor de este megacentro comercial, el grupo Aksal, que tiene al frente a la presidenta Salwa Idrissi Akhannouch.

Este proyecto ha costado 200 millones de euros y su objetivo es “dar una nueva imagen a Marruecos y, sobre todo, a Casablanca, para que no pueda envidiar nada de las grandes capitales del mundo”, según los responsables del proyecto en una rueda de prensa.

Morocco Mall’ está construido en el paseo marítimo de la capital económica de Marruecos y cuenta con una superficie de 10 hectáreas. Cuenta con 350 tiendas con un total de 600 marcas, entre ellas, las lujosas Gucci, Louis Vouitton, Dior además de los almacenes Galeries Lafayette, FNAC, H&M, Ralph Lauren y también firmas españolas como Zara, Mango o Cortefiel. Ofrece incluso más de 50 restaurantes, cine 3D, un acuario, un pequeño parque de atracciones, etc.

Otro de los objetivos de ‘Morocco Mall’ es convertir a Casablanca en un lugar turístico porque “esta es una ocasión para que el turista se quede uno o dos días” según el director del proyecto y secretario general del centro comercial, Phillipe De Fraiteur.

Además, “la idea principal es democratizar mucho la moda”, añadió el director de Inditex en el grupo Aksal en Marruecos, Habib El Fassi, que destacó que en el centro comercial había una oferta que iba desde las marcas más prestigiosas hasta las más asequibles.

El sábado 3 de diciembre, se estrenó la película ‘El gran viaje de Ibn Batouta’, fruto de la coproducción marroquí-estadounidense, que explica la vida del gran explorador tangerino en el siglo XVI. Fue proyectada en las salas de cine del ‘Morocco Mall’.

Este megacentro comercial, iniciado en el año 2007, tiene previsto recibir un total de 14 millones de visitantes al año y ofrecer empleo a 5.000 personas de forma directa así como crear 21.000 puestos de trabajo indirectos.

Yo visité las obras hace casi dos años. La ubicación es excelente, delante del Océano Atlántico. Y aunque acostumbrada a los grandes Malls en España, tuve una sensación de que este centro iba a se uno de los más grandes que habría visto. Y no me equivocaba. Este centro tiene un marcado carácter grandilocuente.  Con un tamaño tan faraónico que impresiona su visita.

Club SO, el Marrakech más de moda….

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La visita al SO era de obligado cumplimiento desde su apertura…pero yo la retrasaba. No se bien porque…o sí…tal vez está tanto de moda, que no me apetecía sentirme como una oveja …ir a dónde van todos…seguir al rebaño. Y así ha sido durante un poco de tiempo, pero también es cierto que sentía cierta curiosidad por saber cómo era este lugar.

Así que un poco por casualidad fui al SO. Una amiga estaba en casa tomando algo y me dijo…te vienes? Voy a cenar allí y he quedado con una amiga…y porqué no? Vamos.

El local se encuentra en un edificio anexo al SOFITEL del Hivernage. Nada más llegar, ya ves 4 empleados perfectamente trajeados que te aparcan el coche y te acompañan hasta el control de Rayos X. Evidentemente este local, es el típico que hace criba a la entrada…es decir que no entra todo el mundo. Pero también es cierto, que lo hacen de una manera agradable ( tal vez tengo esta opinión porque mi amiga es conocida allí ). Después del control de bolsos y del arco de Rayos X ya entras en los jardines de local. Son jardines grandes y muy bien cuidados, paseas por un camino serpenteante hasta una terraza con mesas bajas y sofás, todo en plan chill out refinado. Gente fumando shisha…en un ambiente muy sofisticado. Luego entras ya al edificio y te encuentras una sala enorme y muy blanca. A la derecha el escenario y a la izquierda las mesas redondas y un pequeño palco con mesas que tienen como colofón la barra y los accesos a la cocina. Los camareros muy guapos/as, con un uniforme medio indio-medio marroquí muy bonito ( me comentan que el diseño es de Karim  Tassi,un diseñador importante con atelier en Marrakech ).  El local es sencillamente espectacular, te da una impresión de tamaño enorme reforzado con el juego de alturas que utilizan para colocar las mesas. A la izquierda un grandioso escenario con un fondo donde se proyectan imágenes gigantes. Juegos de luces e imágenes. La noche que estuve yo, actuaba un grupo soul muy bueno. Con una solista femenina que además tenía dotes de showoman. La cena fue espectacular, muy bien preparada, presentada y atendida. Para cenar las mesas son pequeñas y algo incomodas, pero creo que como intentan que sea un Resto-Lounge han sacrificado este aspecto en beneficio de la zona Lounge. Precio caro, os puedo decir que solo un segundo plato puede costaros entre 400-500 Dh. Muchos marrakchies ricos, turistas y sobre todo europeos que viven en Marrakech. El director del local, se llama Thierry García y es muy amable ( era amigo de una de las chicas que vino ). Está pendiente de que todo funcione, que los camareros sean ambles pero que no agobien al cliente y se encarga de que el ambiente sea cool.

Entiendo que se haya convertido en el local de moda, por su decoración ( una mezcla de exquisita, moderna y lujosa ), por la calidad de los grupos que actúan, por su gastronomía internacional, por los combinados ( por fin, un local con alcohol de calidad ) y por la gente que ha conseguido reunir.

No puedo decir que vendré mucho…pero tampoco puedo decir que no iré nunca más.

Salsa en Marrakech !!!

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Salsa en Marrakech ??? pues sí, el I Festival Internacional de Salsa se celebrará en la ciudad ocre.

4 días de fiesta !!! 

…de distensión, animación, de descubrimiento, de workshops, fiestas y espectáculos, con la participación de más de 2.000 personas procedentes de 48 países en el mundo. Habrá cursos de bailes latinos y salsa, adaptados a todos los niveles. Tambien se podrá asistir a los espectáculos y bailar a lo largo de la noche en el magnífico Hotel Palmeral Golf Palace.

INFORMACIÓN

Fecha de inicio  –  22 septiembre

Fecha finalización  – 26 septiembre

Horario 

Jueves 22 Sept : de 22h30 a 5h

Viernes, 23 Sept : A partir de 11h y de 22h à 5h

Sábado,  24 Sept :de 11h a 18h, de 22h a 23h30 y de 00h a 5h

Domingo,  25 Sept: de 11h a 18h y de 22h a 5h

info / reservas  – +212 5 24 30 10 10

contact@salsafestival-marrakech.com

La Plaza Djemaa el Fnaa

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Esto no es Uganda. Aquí no hay niebla espesa rodeando las montañas de la Luna. Tampoco hay aguas mansas como las del Lago Victoria. Ni animales salvajes abrevando en una poza cercana al Okavango. Aquí no tienen un gran río que transmite mensajes dejados por antiguas civilizaciones. Ni mares misteriosos cuyas olas susurran historias de náufragos y piratas. Ni nieves perpetúas como las del Kilimanjaro. Ni bancos de arena como los de la costa del occidente de África. Ni dunas de forma caprichosas como las del desierto del Sáhara.

Esta de aquí es un África distinta, sencilla, cercana, amiga, pero llena de encanto. Al final, el sur del Sur estaba más cerca de lo que muchos pensaban. Tan sólo había que dejarse morir por los caminos polvorientos de mi África desangrada, sin rumbo ni destino, moviéndose como una peonza que da vueltas sobre sí misma, hasta caer en esta plaza de sueños, y aquí, finalmente saber encontrar las respuestas a esas preguntas jamás formuladas.

Y luego tal vez, porque no sé hacer otra cosa en la vida, escribiría la historia.

Una vuelta, y otra vuelta… otra vuelta más y regreso al principio. Esta plaza es como un laberinto del que no hay fuga posible. Siempre regresas a ella.

Regresé un día por sorpresa a Marrakech, sin proponérmelo. Tras años de ausencias recuperaba los olores de mi infancia, las estrecheces y oscuridades de esa medina siempre hechizante. El encanto no había muerto tras décadas de silencios mutuos, pero se había peligrosamente transformado.

Marrakech no era la misma. Marruecos era tal vez distinto. Pero la plaza de Jeemaa El Fna seguía allí, impertérrita, simplemente permaneciendo, siempre fiel a sus orígenes.

Me disfracé de extranjero, intenté olvidar lo aprendido, renegar de un pasado común con la ciudad y la plaza… y lanzarme después a descubrir las entrañas del ombligo del mundo.

Corros que se forman al azar siguiendo la voz del charlatán de turno, al calor del último sol de la tarde. Esa es la imagen que guardo siempre de Jeemaa El Fna. En Marrakech los crepúsculos aparecen y desaparecen tamizados por los humos de tantos puestos de comida improvisados en la plaza.

De entre una nube de cabezas sobresale la silueta recortada en la noche de un saltimbanqui loco que encaramado en un carrito relata viejas historias mientras juega a ser fakir. Su turbante naranja destaca entre las chilabas que cierran el perímetro de la circunferencia. En medio del tumulto, un farol de gas o petróleo ilumina la escena y su luz descubre los rasgos africanos y los pómulos marcados del falso fakir. En el fondo no es más que un cuentista con hambre. Pero sus historias viejas atrapan a los marrakchís: es la Plaza.

Asegura mi amigo Bachir que la Plaza es una sombra de lo que fue hace 20 ó 30 años. Esta vez no quiero tampoco creer en sus palabras. Me resisto a creer que perdí un tiempo precioso, un tiempo que no volverá. Y aunque Bachir estuviese en lo cierto, la Plaza se resiste a desaparecer y guarda todavía un frasquito de la esencia antigua y verdadera: la mezcla de la que se nutre Marrakech.

A la Plaza hay que desearla desnuda y vestida. Sucede como con los grandes amores. Nunca perduran, aunque tampoco se olvidan. Sonidos, razas, aromas, sensaciones. Mezcla. Cálida, acogedora, irreal, mágica. Plaza.

La Plaza. Mi Plaza. La gran Plaza de Marruecos. La Plaza de todos. La Plaza de los turistas. La Plaza de otros. La Plaza de Marrakech. La Plaza de África. La Plaza de Goytisolo. La Plaza del mundo.

Asociación de difuntos, asamblea de muertos, reunión de cadáveres, mezquita nada… De todas estas formas han traducido el nombre de la Plaza quienes ignoran todavía que Jeemaa El Fna no se traduce, tampoco se transcribe correctamente: Djemaá el Fná, Jaamá El Fná, Xemaá el Fná, Xamaa el Fnaa, Djeema El Fna, Djamaà-el-Fnaà, Jamaa El Fna, Jhemaà el Fnaà, Yamaa El Fna, Djemaâ El Fnâ, Chema el Fna, Yemaá El Fná, Jeema El Fna, y así hasta el infinito. La plaza es la Plaza, y su nombre se escribe de mil maneras, al igual que su espacio tiene mil lecturas distintas, y al final, como dice Goytisolo, no sabes por dónde cogerla. La plaza es la Plaza, la Plaza es todos los nombres en uno, la Plaza se escribe tal como suena y a veces suena tal y como se escribe, y otras no suena, solamente se percibe.

La Plaza es un sueño plural, a veces es varios sueños confundidos. Porque la Plaza sobre todo confunde, aunque también embriaga, y a veces extasía, incluso emborracha, a algunos los empobrece, o los disloca, hay a quienes pervierte, y a los osados envicia, a los tontos adormece, a los avaros despierta, al soñador lo mancilla, al enfermo de amores lo sana, y al cobarde de origen lo daña, al misógino lo transforma, al pretencioso lo enloquece, y así hasta el infinito, en todas partes y en todas las lenguas del mundo. La Plaza no puede entenderse ni siquiera en árabe. La Plaza no tiene idioma y los tiene todos, la Plaza es sonora y es muda, es limpia y es sucia, es cálida y es gélida, es valiente y temerosa, y así hasta el infinito. La Plaza es ambigua, incluso tal vez dicótoma. La Plaza no entiende naciones ni ellas entienden la Plaza, la Plaza es de todos los que la sienten. Es la plaza del mundo.

La plaza de Jeemaa El Fna crea lealtades inquebrantables. Los que la sufrimos somos algo así como un pequeño y selecto club abierto a todo el mundo. Sólo es necesario gustar de su compañía y aceptarla tal cómo es; de todas formas, “no hay por dónde cogerla”.

Cuentan que en cierta ocasión el escritor mexicano Carlos Fuentes visitó a su amigo Juan Goytisolo en Marrakech. Como buen anfitrión, Don Juan llevó a su colega a ver la Plaza y aseguran los que lo presenciaron que el mexicano quedó embobado ante el espectáculo multicultural y exclamó: “Es como si hubiésemos retrocedido quinientos años en el tiempo”. Y Goytisolo, mirando la Plaza repuso muy serio: “No, hemos avanzado quinientos años”.

Imágenes de la Plaza: espacio abierto. Canto religioso que se eleva hacia la esperanza. Viento del Atlas que levanta el polvo acumulado durante horas de canícula estival. El asfalto muchas veces arde. Se escuchan cascos de caballos repicando contra el suelo requemado. El humo de un cigarrillo desafía al viento. Bocinas, timbres, campanas de aguadores y esa flauta histérica que me persigue a todas horas. Los pies arrastrados de un mendigo. Miradas ausentes. La otra cara del drama. Perfil de minaretes recortados en lontananza. Nubes algodonosas que sostienen la silueta de la vieja Kutubiya. En el espacio amplio no hay nada, y a la vez está todo. Y uno está con todo el mundo, y al mismo tiempo está solo. La grandeza de la Plaza reside en que transforma a las personas. Nos hace esclavos del sueño. Y olvidamos. Somos parte de la magia. Nos convertimos por unos instantes en meros actores, simples marionetas de este teatro viviente, personajes en fin, que existen porque algún dios improbable se divierte allá en los cielos. A fin de cuentas, la ciudad y la Plaza fueron creadas porque a ese Dios viejo y sabio del que hablan a menudo los marrakchís, le gustan también las historias.

Cada día que pasa encuentro más tarados que vagabundean por esta plaza. Les han contado que éste es el lugar más mágico del mundo y vienen a beberse su magia. Pero todavía no saben que es imposible. La magia se lleva dentro, como la plaza, como la ciudad; uno lo descubre al momento, si no hay flechazo ya no hay esperanza. Es un amor a primera vista. No nacen amores verdaderos con la costumbre.

Delante de mí cruza un canadiense con melenas y barbas largas montando un inoportuno monopatín. Algunos extranjeros de aspecto hippioso intentan improvisar sus descoloridos espectáculos callejeros en el espacio natural de los vendedores de sueños marrakchís. Pero fracasan.

Cine mudo. Cine cómico de Chaplin: tres turistas mayores, ridículas, medio desnudas, pintarrajeadas persiguen sin éxito una calesa por media plaza. Tienen prisa por perder de vista el sueño y regresar al hotel. Algunos no llevan fantasía en la masa de la sangre, y al final no entienden nada.

Escucho las campanas de los aguadores martilleándome en el interior del cerebro. Las flautas histéricas de los encantadores de serpientes, el laúd, los tambores, los platillos de hojalata que repican entre sí… Lo escucho, lo siento, lo observo, lo huelo… Lo atisbo todo detrás de unas gafas oscuras, protegido de mis propios ojos. Las pupilas débiles juegan a veces malas pasadas. Ha caído la noche.

La Plaza: acróbatas, danzarines, encantadores de serpientes, fakires, narradores de cuentos, magos, adivinos, tatuadoras… espectáculos de todo tipo y por todas partes. Vendedores de sueños.

Corros de gente ensimismada en Jeemaa El Fna: me adentro en sus entrañas. Me detengo en cada atracción, como si fuese un simple turista, o un marrakchí, qué más da. Aquí hay espacio de sobra y para todos. Igual le presto atención a unos monos que a un curandero, a las serpientes o al viejo mellado que relata historias antiguas en un árabe cerrado que apenas comprendo. Músicos de la etnia gnaua agitando al viento sus borlas; un charlatán que vende milagrosas cabezas de ajo trinchadas para combatir el dolor de muelas; otro coetáneo de Matusalem que cuenta cuentos de sus tiempos olvidados; la mujer de espalda curva recita de memoria el Corán y asegura que sus plegarias sanan a los enfermos; el médico autodidacta se empeña en poseer la receta de un agua sucia y mágica; otro curandero más que vende pócimas y ungüentos; el otro de más allá relata sucesos horribles; hay acróbatas mágicos y magos que realizan acrobacias, bailarines a cielo abierto, astrólogos que buscan estrellas en un cielo empañado de humo; hay también un hechicero que juega con piedras sagradas ante un teléfono móvil de última generación; el dentista callejero perdió un día muy lejano todos sus dientes y ahora se encarga de arrancar los ajenos; un pesador de personas y su báscula infalible; el tratante de dentaduras postizas mil veces utilizadas, aquí todo se recicla hasta el infinito; otro falso tuareg que pervierte mis ojos hipnotizándome con un imposible mercurio líquido; un anciano erudito al que la gente pregunta cosas y siempre responde, aunque creo que casi siempre inventa las respuestas; tres calígrafos de pulso tembloroso, dos cartógrafos hacedores de mapas antiguos que marcan la existencia de improbables tesoros perdidos, cuatro escribientes y todo tipo de oficios del pasado; sobresale entre ellos un hombre muy flaco que lee el periódico a los iletrados, y sobreactúa para ellos; velada está siempre la vendedora de cestos de mimbre; otra mujer también velada que lleva en sus manos bonetes de fieltro blancos; un caradura simula llamar por teléfono a las antípodas de Australia o a los Estados Unidos; han improvisado un mini-golf que hace furor entre algunos niños “privilegiados”; otros con menos suerte disfrutan boxeando ante un corro de curiosos sedientos de golpes; un hombre reposa inmutable con los pies desnudos dentro de una jofaina de agua; otro no menos imperturbable degustando un supuesto té milagroso; hay un grupo distraído que toca flautas y tambores con el convencimiento de que nadie en la plaza les escucha; un hombre extremadamente grueso mide la fuerza de otros; grupúsculos de teatro callejero; cómicos improvisando ajadas representaciones del pasado, la simplicidad de la comedia griega de nuevo en escena, también la tragedia; esforzados contorsionistas; un viejo tocado con un elegante turbante verde juega con blancas palomas; herbolarios venidos de los contrafuertes del Atlas; sanadores varios llegados de las gargantas del Todra; oscuros maestros de la hipnosis y la quiromancia arrancados por la fuerza del vil metal de los poblados saharianos junto a las fronteras argelinas; barbudos danzantes travestidos como si fueran mujeres; hay un niño pálido que asegura poseer una alfombra voladora; otro niño más que amaestra a un mono sabio; hombres y mujeres pescando botellas de litro y medio de refrescos inclasificables. Entender las diversiones de los marrakchís no está al alcance de todos. Vienen a la Plaza con curiosidad e ignorancia, o tan sólo con ganas de divertirse, hay algo mágico que les empuja a congregarse alrededor del primer chiflado que improvise cualquier monería. Unos bajan a la Plaza a ver la vida, otros la sufren y vienen a buscársela. Unos no esperan nada de ella, los otros creen tenerlo todo. Y entonces incluso se derrumban los mitos. Ambos están equivocados: la Plaza es un reflejo del mundo, un resumen de la vida misma.

A esta hora de la noche la Kutubiya está completamente iluminada. Media luna fosforescente se le ha puesto encima. Los puestos de comida rellenan el vacío y embrutecen la atmósfera de humo y olores a refrito. Luces naranjas, faroles de gas, bullicio incansable. Coches, motos, bicicletas, calesas, carros tirados por mulas y asnos, gente con los ojos encendidos que van y vienen, puede verse todavía la ilusión en sus miradas que se cruzan sin conocerse; tubos de escape que agonizan, a muchos se les superponen voces erráticas, cuerpos sudorosos que siempre se esquivan… Sueños. Hay otros mundos pero están en este Marruecos nuestro. Aquí, en la plaza de las mil y una ilusiones es improbable que alguien no encuentre su espacio. Aquí, pese a las estrecheces y los empujones, hay sitio para todos, no en vano, es el lugar más grande del mundo.

Sin duda, si tuviese el poder o supiese el secreto o adquiriese la habilidad de partirme en dos, una de mis mitades siempre estaría sentada en la terraza de un Café, en la plaza Jeemaa El Fna. Y allí aguardaría de nuevo la noche, hasta que desde lo alto de un minarete parte una voz devota que llama a la oración y nos recuerda que no hay más dios que Allah y que Mohamed es su profeta, y que todos los mortales deben temerle a la muerte, pues sólo ella podrá alejarnos para siempre de la Plaza. Y quizás ni ella será capaz de apartarnos del sueño interminable de Jeemaa El Fna: aunque me pierda mil veces y en otros mundos, sabré encontrar el camino; el humo de esta plaza, de nuevo podrá guiarme.

Marrakech; La ciudad de las mil y una seducciones. Asumirla de golpe no es fácil. Son demasiadas imágenes, olores, sonidos, colores… Es imposible en un sólo día, en un sólo viaje, en una sola vida. Por eso muchos regresan. Algunos para siempre.

Terminado aquel viaje me daba cuenta que había derribado viejos tópicos. Marruecos y Marrakech no eran ya cómo los recordaba. El país estaba cambiando a marchas forzadas y a poco que uno se descuidase, la próxima vez ya no sería capaz de reconocer el escenario de los sueños infantiles.

Mi viaje al sur del Sur iba a ser finalmente un viaje al corazón de las tinieblas, al fondo de las realidades humanas: las miserias de un mundo injusto y desigual. Si Joseph Conrad levantara la cabeza, supongo que en lugar de remontar el río Congo para deslizarse por las sombras en ese viaje imposible al corazón de las tinieblas, hubiese vagabundeado el Marruecos de principios del siglo XXI, y allí, una vez superado el horror, estarían sin duda ante él, todas las luces del mundo.

Y fue entonces, cuando entre todas las miradas de la Plaza creí ver una que conocía de otro tiempo, de una tarde de mi adolescencia. Habían pasado los años y él, si era él, también había envejecido, aunque seguía llevando la misma túnica blanca y tenía aún el pelo ensortijado, ahora algo canoso y no llevaba babuchas, como entonces, en aquel atardecer de nuestras adolescencias mezcladas, cuando buscando con los ojos la línea del horizonte oscuro, descubrimos sin saberlo, todas las luces del mundo. Nos miramos ahora pero no nos vimos, o tal vez no quisimos vernos. Lo más probable es que él no fuese él y que yo tampoco fuese ya el mismo. “Al-Magrib al-Aqsa ”, murmuré para mis adentros mientras todavía nos aguantábamos la mirada entre el gentío. Y allí estaban otra vez, ante mí, todas las luces del mundo.

Había tardado demasiado en marcharme de una ciudad fundada por nómadas y cuyo nombre Marrakech, significa “vete deprisa”, y ahora tal vez, transcurrido el tiempo de un viaje y de una vida, no encontraba el momento apropiado para irme. Aunque hubiese llegado ya el instante de finalizar mi historia en el sur del Sur, aunque fuese aquel el momento propicio para marcharme, intuía que en Marrakech, en el fondo, aunque uno se vaya deprisa, jamás termina de marcharse del todo.

Finalmente, aquella mi última tarde en la plaza de Jeemaa El Fna me convertí sin saberlo en un taumaturgo anónimo que no controla siquiera su propio destino, y me di cuenta incluso de dónde estaba. Sobredosis de realidad. Aquel había sido también un viaje introspectivo, una expedición al corazón de las tinieblas. Vencido el horror llegaba el momento de enfrentarme a la verdad: había disfrazado de nuevo la vida. Mi lugar no estaba allí, ni tampoco en otros rincones de África, mucho menos en Europa; mi lugar supongo era el viaje. Allí habría espacio de sobras para todos. El mundo no era entonces todavía de los justos ni de los pecadores; y todos teníamos derecho a la Plaza. Porque allí, ni los dioses tendrían capacidad para juzgar a nadie. En parte porque aquella plaza era ya entonces un lugar irrepetible, corazón de Marrakech, alma resumida de Marruecos, y tal vez, sólo tal vez, el ombligo del mundo.

Aquella última tarde de mi vida marrakchí, mientras anochecía por detrás de la mezquita de la Kutubiya y las voces de Marrakech se apoderaban lentamente de la ciudad, comprendí que mi tiempo, como el de aquel Marruecos que solamente recordaba, había pasado ya, y a partir de ahora, viniese lo que viniese, Marrakech ya no sería la misma, y en al-Magrib al-Aqsa tan sólo nos sobrevivirían las nostalgias de adolescencias mezcladas.

Después de todo, me había dado cuenta a tiempo de que estaba cansado y tenía aún muchos viajes por delante. Permanecer allí no hubiese sido justo, ni lógico, para nadie. Aquella tarde realicé por fin un ejercicio de cordura y vi la plaza tal y como era en realidad. Quise entonces regalarme una despedida digna del lugar, e incluso llegué a creer que era capaz de detener el tiempo y aguantar en mi memoria la imagen que se escapaba con la llegada de los nuevos tiempos. Fue doloroso, como cuando te metes en la cama y descubres que la mujer que amas ha envejecido y con los años perdió su belleza y en nada se asemeja a la imagen que recordabas de ella, pero aun y los cambios, la quieres todavía con más fuerza.

Aquella tarde, en Jeemaa El Fna, ahora lo sé, estuve a un paso de encontrar y perder el paraíso, y separarme para siempre de mi sombra y arrancarme a mí mismo el corazón, y terminar de morir del todo.

( Nota: cuando empecé a escribir un post sobre la plaza, encontré este escrito y supe que nunca hubiese transmitido mejor la esencia de la Plaza,así que he copiado este maravilloso escrito para que disfruteis con él. )

http://www.fronterasdepapel.com/abril2009/Marruecos_Marrakech_Plaza_Jeemaa_El_Fna.htm

Le Gran Cafe de la Poste

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Este local que en estos momentos es uno de los locales de referencia de Marrakech. El edificio fue construido en 1925 y debe su nombre al hecho de fue un café además de la oficina real de Correos.  Posteriormente, el Pacha El Glaoui lo convierte en Café-Restaurante y entonces se denomina, Café Pacha. A lo largo de los años, el Barrio se ha ido desarrollando fuera de las murallas de Marrakech y este café y edificio fue abandonado largo tiempo. En 2006 se “reinventó” para ocupar el sitio que tuvo en su día…un lugar de encuentro de los Marrakchís. La verdad es que los precios no invitan a que la gente local, pueda convertir este sitio en su lugar de encuentro…pero la visita merece la pena para una comida o una cena.

El local tiene una terraza exterior y una terraza interior (mi favorita), con brumizadores de agua en verano. En su interior encontráis un lugar extraordinario con estilo colonial, la escalera central te transporta a otras épocas…todo el mobiliario y los elementos decorativos son preciosos y los espacios son enormes…la altura del local, perfectamente combinado con los espejos y las luces, crean una sensación de amplitud única en Marrakech. En el piso de arriba encuentras un Lounge Bar muy cómodo y confortable.

La cocina es extraordinaria, nada complicada pero lograda. Una carta corta, muy francesa, a base de ensaladas y algunos entrantes fríos. Pescados y carnes de segundo y deliciosos postres. Sirven vinos marroquíes y franceses y una buena gama de combinados de alcohol.

Si os soy sincera, no frecuento en exceso el local, porque las personas que atienden la recepción son profundamente antipáticas, como si por el hecho de trabajar en este simbólico local les dotara de una varita mágica y se sintiesen por encima del bien y del mal. He visto tratar de una manera incorrecta a las recepcionistas a turistas que no hablaban bien el francés y eso me molesta mucho. SI no fuese por estos detalles, el local es uno de los sitios más bonitos y cuidados de la ciudad.

Sirven comidas y cenas (recomendable reservar para la cena), pero por encima de todo, este local es estupendo para disfrutar de un maravilloso desayuno en la terraza cubierta. La carta de desayuno comprende una serie de “paquetes” buenísimos….que os recomiendo encarecidamente. Está abierto ininterrumpidamente desde las 08:oo gasta la una de la madrugada. Los propietarios del Cafe tienen otros locales en Paris y tambien el Restaurante Bo-Zin en la carretera de Ourika…de este local ya os hablaré más adelante.

LE GRAND CAFE DE LA POSTE

Angle Boulevard El Mansour Edhabbi et Avenue Imam Malik.

40000 Gueliz-Marrakech

http://www.grandcafedelaposte.com