Playas de Marruecos
Legzhira o crónica de una muerte anunciada
Lo habéis conseguido. Habéis destrozado la hermosa playa de Leghzira.

En un de mis posts antiguos ya advertía que las obras de la urbanización que se veía en lo alto de la playa eran una amenaza para este lugar. Pero inocentemente, pensé, que tal vez iban a construir algo que se integrara en el ambiente, que fuese turístico, pero a la vez bonito.
La verdad que la fealdad del lugar, merece un premio.
Más abajo, en la misma playa, el horror va en aumento. Los bares a pie de arena, con sus terrazas encima de ella, son absolutamente horrendos. Parece que compiten por un premio a la fealdad. Os prometo, que intenté pasear por la playa y probé de apartar mi mirada de todo ese mobiliario de sillas, parasoles, haimas, carteles, mesas y otros objetos absurdos que iba viendo por el paseo. Intentaba no mirar para concentrarme en la playa. Además, llegué casi con la luz del ocaso y ese momento es el más mágico en Leghzria. Lamentablemente, la fealdad es tan ostentosa que no puedes dejar de mirarla.
¿Porqué no podía dejar de mirarla? Porque recordaba Leghzira y recordaba muchos momentos maravillosos que viví en ella y sentí indignación por el estado actual de la playa. ¿Quién ha autorizado ese destrozo? ¿Quién ha permitido ese semichabolismo de bares y restaurantes?
Un perfecto festival del horror en Leghzira. Una pena.
Guardaré en mi memoria, aquellas tardes de felicidad y paseos por una de las playas más hermosas que he visto nunca. Pero Leghzira ya no es ese lugar mágico de mis recuerdos.

27 Banderas azules en las playas de Marruecos
Las Banderas Azules las entrega la Fundación Mohammed VI para la Protección del Medio Ambiente y la Fundación Internacional para la Educación para el Medio Ambiente (FEE). Este año han sido 27 las playas con Bandera Azul sobre los 79 inscritas este año en el Programa Nacional de «playas limpias».
La Bandera Azul es una Eco-etiqueta Internacional que se asigna a las playas que cumplen las normas sobre la calidad del agua de baño, el medio ambiente y el orden, la gestión de residuos y la educación para el medio ambiente.
Se trata de las playas de Achakar (Tanger-Asilah), Aglou Sidi moussa (Tiznit), Arekmane (Nador), Asilah, Ba-kacem (Tanger-Asilah), Bouznika, El-Jadida, El Moussafir (Dakhla), Essaouira, Fnideq, Foum oued (Laâyoune), Haouzia (El Jadida), Imintourga (Mirleft), Mdiq, Ain Diab Extension Mme Choual (Casablanca), Oualidia, Oued Laou (Tétouan), Oum Labouir (Dakhla), Safi, Saidia Med (Station touristique de Saidia), Sidi Rahal chatii, Sol (Tanger – Asilah), Souiria lkdima (Safi), Saidia, Cap Beddouza (Safi), Ksar AI Mazaj (Fahs Anjra), y Ras Rmel (Larache).
Playas salvajes y desérticas
En plena primera quincena de Agosto, estar completamente solo en una playa hermosa. ¿Dónde? Cerca de Sidi Ifni. Os propongo una jornada completa de playas salvajes y vírgenes, paisajes agrestes y un lugar para dormir o solo comer.
Desde la base de Sidi Ifni debéis ir en dirección PUERTO. Una vez en la carretera que bordea la costa, dejareis la indicación puerto a vuestra derecha, vosotros debéis seguir recto. A partir de aquí una planicie completamente desértica se abre antes vosotros. Solo que a vuestro lado derecho está siempre el océano atlántico, salvaje y azul. La carretera está asfaltada y tiene buen firme, aunque os encontrareis muy pocos utilitarios y muchos más 4×4. Es normal, al final de esta carretera asfaltada comienza la pista que llega hasta la Plage Blanche ( feudo exclusivo de los 4×4 y territorio dónde comienza otro tipo de aventuras). Nosotros a la nuestra, buscar playas desiertas y vírgenes a tiro de piedra.
Después de 40 Km de Sidi Ifni y cuando la carretera se convierte en pista, coger un desvío a la derecha que pone Foum Assaka. Solo unos cientos de metros de pista os llevará hasta esta playa que se encuentra en la desembocadura de un pequeño río.
Esta playa es completamente salvaje, a ratos de arena y a ratos de piedras que arrastra el río. No la recomiendo para el baño pero si para disfrutar de la soledad. Solo algunos pescadores y nada más. Al final de la pista se observa una construcción a medio acabar de unas casas. La construcción ilegal que nunca falta, pero parece que en este caso se ha conseguido frenar a tiempo. Eso no quita, que el paisaje resulte extraño. Una playa salvaje con una urbanización fantasma. Los contrastes de Maruecos.
Volviendo dirección a Sidi Ifni, os recomiendo la visita a la playa de Sidi Warzek. Esta playa es definitivamente hermosa, con fina arena y una extensión de bastantes kilómetros.
Tiene dos accesos, el que está señalizado y que va a desembocar a una mezquita (luego desciendes a pie a la playa ) y otro que no está señalizado y que yo recomiendo. El segundo está unos 2 Km después de la señal de Sidi Warzek en dirección a Sidi Ifni. Solo tienes que estar atentos a los pequeños ríos (oueds) en su mayoría secos. Cada vez que veis uno y por tanto la carretera realiza alguna curva, es señal que al final hay una playa. Pues bien, esta hermosa playa que bien merece una jornada de paz, está al final de uno de estos ríos secos ( el siguiente después de la desviación señalizada ).
Cogéis la pequeña pista que en pocos metros os deja delante de la playa. En este tramo de la playa, encalló hace unos años un barco del que se conserva su esqueleto aunque casi todo ha sido desballestado y llevado a Sidi Ifni.
Os aseguro que esta playa no defrauda.
En la zona, descubrí un sitio precioso para comer o dormir (en la misma desviación de Sidi Warzek pero a la izquierda). Su nombre Figue de Barbarie, su propietario es Daniel, un francés original que da una imagen de buena persona que no puede con ella. El lugar está alejado de la carretera unos 500 mts.
Encaramado en la montaña y enfocado a mar. Un lugar hecho con cariño, en medio de centenares de Higos Chumbos. La comida a base de pescado es excelente, sin demasiadas superficialidades. Daniel me explicó que se está comenzando a comercializar esta planta. Como fines cosméticos y tambien alimentarios. Puede ser una ayuda a la economía de esta zona, que cuentan los Higos Chumbos por miles.
Todo es auténtico en este lugar, las habitaciones frescas, limpias y originales. Un ambiente de paz sosegada, un lugar para disfrutar de las cosas simples.
Auberge Figue de Barbarie
Sidi Ifni huele a mar
Esta ciudad es hermosa, extrañamente hermosa como todo en este país. La primera vez que llegué hace ya seis años me pareció una ciudad perdida en el tiempo. Primero porque estaba bastante abandonada, casi diría que era una ciudad nostálgica, que anhelaba otros tiempos y que en ese impasse no había evolucionado. Era una ciudad decadente, hermosa pero decadente. Además, en esos días la bruma que caracteriza la ciudad en los meses de verano influía en su imagen. Esa bruma maravillosa que mantiene la ciudad a una temperatura estable de 27 grados en pleno verano.
He seguido yendo a Sidi Ifni en busca de sus playas, de su temperatura y de sus gentes. Pero sobre todo de esa atmosfera especial que tiene Ifni y que cuesta de definir.
Hacía dos años que no venía, dos años en los que supe de los incidentes producidos. A España llegó poca cosa, revueltas que comenzaron con los trabajadores del puerto y que acabaron contagiando a todos los ciudadanos. Las reclamaciones eran justas, más trabajo, mejores salarios, más inversión en la zona. Ifni estaba abandonada para el Gobierno. Ni siquiera tenía un status propio, el status que se merece la puerta del Sahara, como les gusta decir a los autóctonos. Dependían de la Provincia de Tiznit. Gracias a las revueltas que fueron importantes, y serias, el Rey y el Gobierno decidieron que Ifni merecía una provincia propia y un Gobernador. Y así fue, y eso conllevó inversiones en la zona. Sobre todo en la ciudad de Sidi Ifni, el resultado aparente ha sido espectacular. Los jardines, los parques, la limpieza, el malecón, la reconstrucción de su pasado colonial español, los accesos, las carreteras…en fin, Ifni ha dado un cambio que cuesta de reconocer. Un cambio A MEJOR, la ciudad deslumbra y parece que estos cambios y mejoras han dado brillo a sus gentes. Sus gentes, bereberes de la tribu de los Ait-Baamarani, orgullosos de sus orígenes y de su tierra.
Parece que Sidi Ifni tiene planes, me han contado que entre los proyectos futuros, está el abrir un aeropuerto y el de conseguir líneas marítimas directas con las Canarias. Esto sería una gran noticia para esta zona.
Podría escribir letras y palabras y frases interminables de mi amor por esta ciudad. Está a solo 5 horas de Marrakech, al sur de Agadir. Tiene un núcleo hermoso, con unas calles bien delineadas, con unas fachadas blancas y azules marineras. Tiene un Malecón como La Habana que desciende desde la Plaza España a la playa. La hermosa Plaza España como se conoce popularmente, fue el centro neurálgico de los españoles durante su pasado colonial, Ifni llegó a ser provincia española ( la nº51 ), con capital en Sifi Ifni. Aquí se encontraban todos los edificos administrativos de los españoles, ahora edificios remodelados ocupados por el Ayuntamiento y la sede de la nueva Provincia de Ifni. Además de algún hotel. Cerca de la plaza España, quedan edificios gloriosos, de un pasado muy especial. El Cine Avenida y el Pub Twist con claro pasado español. Ahora no funcionan, pero en Sifi Ifni no olvidan, y han decidido mantener y embellecer sus fachadas para no olvidar su glorioso pasado.
En Sifi Ifni hay un mercado central, pequeño pero rebosante de gente. El pescado, las sardinas se asan cerca, en restaurantes abiertos. Todo respira a puerto de mar aquí. Por la noche, EL PASEO. Una de las tradiciones de esta ciudad. Siguen saliendo a pasear arriba y abajo (reminiscencias de su pasado español). Para mirar y ser vistos, sentarse a tomar un café y seguir mirando. Este paseo es uno de los grandes atractivos de la noche en Ifni.
Esta ciudad tiene una fuerte personalidad que no es ni marroquí ni española, o las dos cosas a la vez. Y es que además los bereberes son mayoría aquí, así que también tienen un fuerte peso específico. ¿Cómo definir Sidi Ifni? Imposible, no soy capaz. No se parece a ninguna otra ciudad de Marruecos, y a la vez, se parece a todas. Solo sé, que en esta ciudad es de los lugares dónde más a gusto me siento de este país.
Un atardecer perfecto en Legzira
Esta playa es un sueño recurrente en mi cabeza. Cuando llevo tiempo sin verla, cuando estoy alejada del olor y del sonido del mar, pienso en ella. En su luz mágica, en su larga playa, en su olor profundo a mar, en sus rocas esculturales. En esa playa te sientes insignificante por su belleza y por su magnificencia, pero a la vez, te sientes plena, te sientes llena, te siente activa y llena de energía. En definitiva, esta playa me llena de felicidad.
El otro día volví a ella, como los niños vuelven a sus sueños. Cada vez que la veo, esta playa está más y más urbanizada, y sufro. Sé que no tengo derecho a reclamar nada, sé que no soy nadie para exigir que la respeten, sé que nadie va a escucharme…pero poco a poco Legzira ya no se parece a Legzira. Estoy segura que en pocos años, esta playa ya no será mi reducto de belleza soñada. Pero mientras tanto, quiero disfrutarla.
El otro día volví a ella, esta vez durante el crepúsculo. El sol caía rápidamente, a lo lejos, en el horizonte el sol se fundía con el mar dando paso a unos reflejos plateados difíciles de explicar. Todo estaba impregnado de plata, las crestas de las olas, las rocas, las pieles, las sonrisas y las miradas.
Fue un paseo desde el ocaso hasta el anochecer. Salimos plateados y llegamos bañados de oscuridad. Fue un paseo con los pies desnudos, zapatos enganchados entre los dedos de la mano y las olas golpeando suavemente los tobillos. Poco a poco, la luz menguaba y nuestros ojos se iban acostumbrando a la penumbra. Las estructuras de piedra se convertían en gigantes que nos imponían respeto. Así que decidimos dar la vuelta y con los ojos cerrados llegamos al comienzo, debíamos seguir la senda del mar en nuestros pies, así no podíamos perdernos….me dijo él. Y así fue.
Cenar en casa Abdoul en la terraza de su albergue, en la misma playa, una sopa harira y un pescado fresco a la brasa delante de este mar y con las estrellas a tocar de las manos.
Este es el recuerdo de un atardecer perfecto
Sidi Kaouki, la playa
A escasos 25 kilómetros al Sur de Essaouira (carretera de la costa hacía Agadir ) se encuentra el diminuto pueblo de pescadores de Sidi Kaouki. Aunque lo más destacable es su hermosa playa. Un arenal de más de 2 kilómetros totalmente virgen. Si uno quiere disfrutar del Océano Atlántico hasta hartarse, este es su lugar. Al comienzo de la playa, un pequeño parking acoge a los turistas que llegan a este lugar atraídos por la fama de sus olas. Este es un reducto de Surf. Los pocos restaurantes y alojamientos que se encuentran aquí están enfocados a este segmento..SURF, SURF, SURF…alquiler planchas, escuelas de surf, alojamientos especializados. En definitiva, su paraíso. Que crea un ambiente informal, simpático y un poco naïf.
Pero aún así, la playa también en adecuada y aconsejable para cualquiera de nosotros que no sabemos nada de este deporte. El viento no pega tan fuerte como en Essaouira, el Cabo Sim frena un poco el ímpetu de los vientos y la playa queda guarecida. Todo lo guarecida que permite esta costa de vientos.
Una mínima infraestructura de parasoles y hamacas permiten disfrutar de la jornada, camellos y caballos en la misma orilla que esperan a pasearnos.
Pero tranquilos, esto solo al principio, los primeros 300 metros…luego nada…el mar y tu, y tus sueños…
Las mareas suben y bajan, con suaves cadencias, modificando el paisaje de este precioso enclave.
Nada permanece inmóvil en Sidi Kaouki.
Si sois curiosos os recomiendo una de las panorámicas más impactantes de esta playa y entorno. A escasos 2 Km saliendo de Sidi Kaouki os encontrareis una carretera asfaltada a la izquierda (sin ningún cartel). Veréis que se dirige a un parque eólico…siguiendo la carretera, comenzáis a subir una pequeña loma hasta un pueblo. Cuando acaba la carretera y comienza la pista, a vuestra izquierda un panorama que os dejará sin respiración.