Restaurantes
Mechoui o Tanjia, en Marrakech
Hoy os voy a hablar del restaurante Chez Lamine Hadj Mustapha. Un “secreto” cerca de Djemaa El Fna.

Es toda una institución del llamado “street food” marrakchí. Totalemente compatible con una cena en los puestos de la plaza, en el que yo llamo, el restaurante open air más grande de Marruecos. Podéis ir un dia a la plaza por la noche y otro, disfrutar de un almuerzo en este lugar característico. Os recomiendo las dos cosas, sin duda.
No aceptan reservas, y probablemente debáis hacer cola en la misma calle para comer ahí, pero merece la pena y el tiempo de espera es breve, aunque haya mucha cola. Aquí la gente va rápida y no existe lo de la sobremesa española.
En la entrada os encontraréis a Mustapha, vestido de forma elegante que controla todo, los pagos, la cola, los clientes, la cocina…nada queda al margen de su experiencia y su mirada.
El restaurante se encuentra situado en el llamado callejón Mechoui, detrás del restaurante La Alhambra en Jemaa el-Fnaa. No os equivocaréis, pues el lugar se encuentra adornado con cabezas de oveja y ollas de barro «Tanjia». Las ollas de carne se cocinan en las cenizas de las brasas de un Hammam. La mayoría acude durante el día por el suculento Mechoui, pero las ollas de carne se sirven durante todo el día y son igual de deliciosas.

La oferta es escasa, Mechoui (1 kilo o medio kilo) y Tanjia marrakchí como base de la carta. ¿Pero para que quieres nada más? Sinceramente, el Mechoui es delicioso. Te recomiendo que lo acompañes de una ensalada marroquí para relajar un poco la grasa.

Los cuatro pisos que completan el restaurante no se hacen fáciles de subir y bajar. Si te toca la terraza superior, disfrutas de las vistas de Marrakech, pero debes estar atenta a no coincidir con otro cliente, ya que solo hay espacio para una persona en las escaleras. En este lugar, no esperes grandes atenciones, ni una vajilla espectacular, ni manteles a juego, ni ningún tipo de detalle superficial. Aquí vienes a comer, sin ningún lujo accesorio. Debes concentrar toda tu atención en lo que vas a comer, parece como si debieses abstraerte de todo lo demás y disfrutar de la delicia del cordero o de la tanjia. La carne en su punto, suculenta, nada seca, con mimo. Esas 24 horas de cocción lenta se funden en la boca. Totalmente recomendable esta experiencia 100% marrakchia.
El precio es muy ajustado, puedes comer 1 kg de Mechoui, ensalada, pan, agua y patatas fritas para dos personas por unos 15 euros.
Sencillamente, Najat
Conocí la historia de Najat a través de un conocido que me envió enlaces de entrevistas en revistas y diarios, de programas de radio, de todo. Estaba como fascinado por la historia de esta mujer y su interés despertó mi curiosidad. Revisé todo lo que encontré de ella y pensé en hacer un post para que la podáis conocer más. No solo su historia empresarial de éxito sino tal vez otros aspectos de ella que puedan resultarnos más cercanos y para descubrir su faceta más humana.

Ella tiene un voz hermosa y potente, puedes sentir su fuerza y energía a través de su voz. A veces están cosas suceden, que la energía fluye a través del teléfono y parece como si de repente la corriente pasara de un lado a otro. Eso me sucedió con ella.
Najat nace en un pequeño pueblo del País Vasco, en Orio. De origen marroquí. En su casa y de sus padres, aprende valores y una moral inmensa y enseguida comprende que era diferente y que lo iba a ser toda la vida. Comprende que solo a través de la bondad podría llegar a todas aquellas personas que la veían diferente por su color de piel, o por las diferencias culturales. También descubre de su tierra de nacimiento el concepto de las fiestas, la gastronomía y sobre todo que la vida es dura y que para sobrevivir hay que ser más dura que la vida. Najat es fuerte, salvaje y su sinceridad asusta, porque muchas veces la verdad cuando se muestra crudamente, da miedo.
Najat es, sobre todo, una mujer libre, que entiende el concepto de emigrante como un concepto administrativo, pero ajeno al ser humano. Una mujer que vive y ha vivido en diferentes lugares y que, teniendo su nacionalidad española por nacimiento, entiende que no hay fronteras más allá de las que tu misma te marques. El emigrante no siempre es por necesidad, también por cultura, por negocios, por amor, por curiosidad.

Najat tiene una profesión que le hace muy feliz. Una profesión creada y controlada por hombres. Como dice ella…creada por hombres en la tierra y en el cielo como eufemismo de POR TODAS PARTES. Pregunto a Najat si se siente cómoda como mujer y empresaria en Marruecos y ella me recuerda lo obvio y que muchas veces nos olvidamos. No hace tanto que España era un mundo retrógrado, nuestro país ha evolucionado muy rápido y los últimos 60 años ha dado un cambio tremendo. Seguramente Marruecos va a evolucionar, a su ritmo.
Najat no solo es empresaria, es mucho más. Quiere hacer «política» a través de la cocina. Quiere unir seres humanos. Motivar y ayudar a las mujeres para que tengan la fuerza necesaria para luchar por sus sueños.

¿Sabéis como imagina su futuro? Se lo imagina escribiendo, contando historias, entreteniendo, sacando una sonrisa al frutero, al carnicero, a la señora que se encuentra cada día cuando sale a la calle. Su filosofía de vida se basa en la simplicidad de hacer feliz y ser amable con las personas que le rodean. También quiere tender puentes entre Marruecos y España. A través del respeto por las diferencias culturales, religiosas o de tradiciones. Fijar la vista también en aquello que nos une. Comenzando por el Mar Mediterráneo, y por las olivas, el aceite, las especies, los polvorones, la ensaimada, el turrón, la historia compartida. Compartimos magia ambas ribas del Mar Mediterráneo. Y esa magia nos debe acercar y no alejar.
Najat no quiere ser famosa, quiere ser importante, pero en un sentido de trascendencia. Si alguien a quien ha conocido, ha aprendido alguna cosa a través de ella, ya se siente importante y ese hecho ha dado sentido a su vida.

Najat pasaba los veranos de su infancia en Fez. Realizaban el viaje en coche desde Donosti a Fez para visitar a la familia y disfrutar los meses de calor. En esos veranos, Najat vivía intensamente sus orígenes. Tomando leche fermentada, buscando la menta en los mercados de la mañana, viendo los artesanos trabajando la madera, sintiendo los perfumes y los olores auténticos de las cosas sencillas. Disfrutando del agua fresca que bajaba de la montaña como aquel que degusta un refrescante helado de vainilla a 40 grados. Los arboles de granadina de su abuelo, los tíos fabricando instrumentos musicales. En esos veranos, Najat entendía que formaba parte de una doble cultura, y que ese sentimiento ampliaba su mente, la liberaba de perjuicios y la hacía más libre aún.

Pregunto a Najat sobre la soledad, sobre si su camino de viajes y éxito acarrea mucha soledad. Como bien dice Najat, la soledad te enseña quién eres tú cuando te miras al espejo. Hay que saber vivir solo para saber vivir en comunidad. Estar sola le ha ayudado a entenderse y saber que busca y que quiere en la vida. A la gente le da miedo la soledad y por eso se rodea de personas, para no enfrentarse a la verdad. Ella se siente querida por mucha gente y busca la soledad cuando la necesita para escucharse a sí misma.

Para Najat su trabajo es alegría y a través de la gastronomía quiere contar una historia, no cualquier historia, SU HISTORIA. Quiere que cuando nos sentemos en su restaurante, nos olvidemos de todo y nos centremos en el plato que tenemos delante. Quiere que sintamos, que nos dejemos llevar y que disfrutemos. Que seamos felices también a través de ella y de su obra.
Espero que la pandemia pase rápido y podamos encontramos en Fez, en su restaurante NUR de la Medina. Su energía y determinación me han conquistado, amo a las personas fuertes y libres, y ella es de esas personas que no olvidas.
No sé si os he dicho que dicen de Najat, que es la mejor Chef de África.
Najat Kaanache, al frente del mejor restaurante de África. Najat ha vivido, aprendido y trabajado en muchos restaurantes de Estrellas Michelín: Noma, Alinea, The French Laundry o El Bulli.
Restaurante NUR, 7 Zkak Rouah, Medina of Fes 30110 Morocco.
Contacto: +212 6 94 27 78 49
Sidi Kaouki y una historia de amor
Mis amigos, muchos de ellos locos como yo por Marruecos. Una amiga en concreto, enamorada de Marruecos. Pasó unos días en Sidi Kaouki y se quedó prendada del lugar. Me hablaba con tanta pasión, que le pedí que lo compartiera con todos nosotros. Este es su relato..
Gràcies Rosa, espero contar con más textos tuyos por aquí.
Mi historia de amor con Marruecos empezó hace 10 años, en abril de 2004, vacaciones de Semana Santa, 10 días, circuito clásico en 4×4, Marrakech, Essaouira, Ouarzazate, Todra, Draa, Valle de las Rosas, Dades, desierto de Merzouga y Fez.
Fue un amor a primera vista, un coup de foudre, la plaza Jemaa F’na de noche, cruzar el Atlas con su paisaje cambiante, la preciosa Kasbah Ait Ben Haddou, el desierto, con esas dunas doradas, el silencio, las estrellas…..en fin, un reencuentro con la naturaleza en estado puro.
Marruecos es un país precioso, sus paisajes, sabores, colores y olores…… pero sin duda, lo mejor es su gente, amable, generosa y hospitalaria, especialmente los amazigh (berebers).
Después de tantos años, y muchos viajes por todo el país, desde Tánger a Merzouga, hoy quiero compartir mi último viaje este mes de julio a Sidi Kaouki, una pequeña aldea bereber en la costa, situada a 20km al sur de Essaouira y a 180km de Marrakech.
Quería hacer una escapada de relax en la playa para desconectar, mi primera opción fue Essaouira, pero en Ramadán se pone imposible, lleno de turistas y marroquíes que van buscando el fresco de la costa Atlántica, al final la búsqueda de alojamiento me llevó a Sidi Kaouki y como suele suceder en estos casos, la improvisación dio buen resultado.
Contacté con Víctor, valenciano instalado en Sidi Kaouki desde hace más de 4 años, propietario de un albergue “Casa Al Vent” y del Café Restaurante Al Vent , me ofreció una tranquila casa de alquiler con vecinos locales y pensé, por qué no?.
Llegamos a Sidi Kaouki desde Essaouira en taxi compartido (15Dhr – 1,5€ x persona).
La casa comparte el acceso al patio con las gallinas, burros y cabras de la familia vecina, está cerca de la playa (2 min. andando), tiene 3 habitaciones, baño y cocina, es una casa típica marroquí, con una terraza con vistas al mar.
Los vecinos, haciendo gala de la hospitalidad marroquí, nos dieron harira (sopa) para el iftar (primera cena del ramadán cuando se pone el sol) y huevos de sus gallinas.
Después de la cena íbamos a tomar un té en el Café de Víctor, que nos acogió y facilitó la estancia en Sidi Kaouki como si fuéramos de su familia, y con el que compartimos buenos momentos de opiniones, debates y política. Gracias Víctor.
Una noche cenamos en el Café Restaurante Al Vent, Víctor nos preparó una paella riquísima con centolla, erizos de mar y percebes, todo producto local pescado al día por Omar.
Sidi Kaouki es una pequeña aldea surfera, con un aire hippy de los 70, sin discotecas, ni grandes hoteles, ni bancos, ni farmacia, sólo tranquilidad, gente amable, playa inmensa, buenas olas para el surf y pescado fresco, si buscáis el paraíso, lo encontraréis en Sidi Kaouki.
Marhaba!
Os recomiendo un restaurante de Marrakech
Hacía días que no os recomendaba un restaurante de Marrakech. La verdad es que no es un restaurante nuevo, ninguna novedad de última hora. Pero yo no lo conocía. Mis amigos José y Verónica me llevaron a conocerlo, una cena antes de irnos de fiesta.
Está situado en el mismo centro de Marrakech (en Guéliz) y había pasado por delante miles de veces sin percatarme de él. Muchos de vosotros, seguro que también lo habéis hecho cuando habréis ido a comer pescado a los restaurantes de la zona. Esta zona es muy conocida por sus restaurantes de pescado fresco y frituras.
El restaurante Le Studio puede perfectamente convertirse en mi favorito de Marrakech. ¿Por qué? Porque no tiene grandes pretensiones, decorado en rojo, blanco y negro. Con fotos del Hollywood dorado y una superficie no demasiado grande. Lo suficiente para encontrarte a gusto. De esos locales que invitan a sobremesas largas, aunque aquí no es habitual.
La cocina es francesa, destacando el foie y mi-cuit, junto a los caracoles, algún tartar, ostras y la carne. Deliciosos entrecotes, filetes y Tournedós rossinis…vinos franceses y marroquíes y deliciosos postres. Casi todo expuesto en las pizarras, platos que pueden ir variando dependiendo de la temporada.
Una pequeña barra permite un aperitivo antes de sentarte. Los precios van desde los 150 Dh a 350 Dh por persona, vino aparte. La relación calidad precio es excelente sobre todo porque las raciones son muy generosas. Sinceramente, una de las mejores direcciones de Marrakech.
No hay apenas turistas, es una de esas direcciones de expatriados franceses que se reúnen aquí habitualmente. Los dueños son dos franceses muy simpáticos, Didier Beckaert y Steeve Verbeek. Hablan inglés y Didier un poco de italiano y nociones básicas de español, porque adora España en general y Barcelona en particular. Eso nos hizo muy “amigos”.
Es imprescindible reservar, porque está siempre lleno.
Restaurant Le Studio
Gueliz- 87, avenue Moulay Rachid,
Restaurant reservas +212 (0) 524 433 700
Terrazas de Marrakech
Íntimas o populares, chics o sencillas y austeras, míticas y históricas, divertidas o serias….terrazas de Marrakech, siempre frescas, siempre inolvidables…he hecho una selección MUY PERSONAL de las mejores terrazas de la ciudad. Cada una de ellas tiene su momento, un instante que las hace diferentes…hasta en esto Marrakech es única.
Para desayunar
Extrablatt. En el barrio residencial de Hivernage. Packs de desayuno muy apetecibles…enorme zumo de naranja, mermelada, pan con mantequilla, croissant, fruta…Una terraza amplia con mesas muy grandes. Servicio amable, packs a partir de 30 Dh.
16Cafè. En pleno verano solo la recomiendo en la hora del desayuno. Está ubicada a pleno sol y los parasoles no bastan para frenar el calor….en las mesas cercanas a la pared hay brumizadores…pero no bastan. De todas formas, la mejor pastelería de la ciudad merece una visita para un desayuno temprano. No perderse los milhojas de crema y el “eclair” de chocolate. Buen café.
Dino. En la misma Avenida Mohamed V. También ofrecen paquetes de desayuno francamente bien de precio. Su fuerte son los helados y los crepes. La terraza es muy grande y con brumizador de agua. El café extraordinario. Dino ya existe en España y no deja de ser un gusto conocido que se aprecia desde aquí.
Para tomar algo a cualquier hora
Le Lawrence Bar. Es el emblemático bar del Sofitel, elegante y cerca del hermoso jardín. Unos 240 Dh por una copa de champagne y 130 Dh por Wine Flight (un pequeño pasaporte degustación alrededor del vino).
Míticas
Cafè de France. Situado en la Place Djemaa el Fna, uno de los locales más míticos de la ciudad. Su terraza ha visto pasar la historia de Marrakech en los últimos 50 años, nada sofisticada y muy cosmopolita. Juan Goytisolo toma su te a la menta cada día a las cinco en ella.
Les Negociants. Situado en la esquina de la Mohamed V con….esta terraza está ubicada en la zona de más transito del Barrio de Gueliz. Todo el mundo que se mueve en el barrio pasa por delante de ella, si quieres que nadie te vea…no vengas aquí. Vendedores de relojes, de gafas, limpiadores de botas, de frutos secos…no hay paz en ella. (Lleva más de un año de reformas, dicen que lo abrirán este verano).
Para comer/cenar
Informales;
Cafè des Èpices. Con su decoración austera pero practica, sus mesas sencillas de madera, sus taburetes, su escalera imposible para patosos, su único baño para todos, su carta limitada y básica, pero a la vez completa….y sobre todo, al hecho que encontrar un local en la Medina donde comer un plato no demasiado caro y con cierto gusto europeo.
Chics:
Le Gran Cafè de la Poste. Terraza muy chic y cómoda en el Barrio de Guéliz en uno de los locales más elegantes de la ciudad. Si el calor no da tregua, encienden los brumizadores de agua en la terraza y convierten la comida en uno de los momentos más “frescos” del día. Lugar de encuentro de todos los europeos que viven en la ciudad roja. Buena selección de ensaladas, carnes, pescados y extensa carta de vinos.
Cosmopolitas:
L’Entrepotes. Un pequeño secreto para descubrir. Una entrada discreta se abre a una terraza preciosa y con una buena oferta de ensaladas y platos de cocina internacional. Una de los puntos fuertes del local, es que está muy bien situado pero al estar detrás de la Avenida Mohamed V es difícil encontrar turistas aquí. Buen ambiente.
Cools:
Mooï. Este hotel urbano situado en el barrio del Hivernage, es un lugar sencillo pero para mi gusto una preciosa terraza completamente desaprovechada. En realidad son dos terrazas en una. La exterior, está casi siempre vacía porque está como desangelada. Cuando no debería ser así porque la ubicación es excelente, casi en frente del Extrablatt. En cambio, la terraza interior es muy sugerente. Cuando cae la tarde, levantan el toldo y mezclan música Chill Out. Copas muy bien servidas y Happy Hour. Una de mis favoritas para tomar algo en buena compañía.
Turísticas (no exentas de belleza):
Kosybar. Terraza en la Place des Ferblantiers ( Medina ). Hermosa vista desde la zona sur de la Medina, cerca de los nidos de cigüeñas en las murallas de la ciudad. Menú de noche sobre los 370 Dh por persona. Tienen licencia alcohólica y una buena selección de cervezas y cocktails.
Dejeneur a Marrakech. Una de las terrazas más esplendidas de la ciudad. No por su espacio, no por su maravillosa decoración, no por la cantidad de peldaños que debes subir…es sobre todo por una mezcla de comida buenísima, gran atención, por la soprepsa de encontrar una presentación de los platos sublime y tambien porque todo es delicado allí. En fin, ya veis que me gusta este sitio situado cerca del Palais Bahia.
Kasbah Café: Ha entrado con fuerza en esta lista de terrazas. Este restaurante/Bar abierto hace un año está situado en frente de la Necrópolis de las Tumbas Saaditas. Tiene dos restaurantes en la planta acceso y en la primera. En la tercera la espléndida terraza. Cuando menos te lo esperas, encuentras un restaurante fantástico en donde comes a un nivel poco habitual en la Medina. Cocina internacional y marroquí pero con un toque español ( gazpacho incluido ). Los propietarios son españoles y han sabido dotar al local de un encanto propio. Lo mejor es una visita para corroborar lo que explico.
Para merendar:
Ice Bianco. En la Route del Ourika. Si necesitas salir del bullicio de la ciudad, te encantará esta confortable terraza situada más allá de la discoteca Pachá. Aquí los crepes, zumos naturales, copas de helados son excepcionales. La terraza está muy bien decorada con sofás cómodos, y televisiones con video clips de música. Si no tienes coche, debes coger un taxi. En realidad creo que es el último edificio de la ciudad antes de coger la ruta del Ourika. Ambiente 100% Marrekchí de clase alta.
Paul. Desayunar, comer, merendar…da para mucho esta coqueta terraza. Una de las mejores panaderías de Marrakech y donde preparan mejor los dulces (con permiso del 16eme y del Amoud). Además de una terraza con brumizador, encuentras también tartas y crepes muy dulces para una merienda calórica. El café es aceptable y la terraza relativamente tranquila. Una franquicia internacional que aquí te sentará a gloria.
El mejor atardecer de la ciudad
La Terrasse des Épices. Está decorada sencillamente pero efectiva, quiere representar un espacio Chill Out….está ubicada en un segundo piso alrededor de unas antiguas galerías. En la zona central un patio que consiguen esconder con cañas y alrededor de él, todo el local. En una zona, 4 pequeños reservados para una cena íntima. Al fondo, la barra del bar y a nuestra izquierda, los salones abiertos. Todo, con sofás sencillos y muchos cojines. Aquí todo es rústico, nada de grandes sofisticaciones. Sofás de cemento colorado ( color rouge Marrakech ) y encima, cojines para poder estirarte o sentarte. Cuando la luz de sol deja de iluminar, te acercan los farolillos a la mesa para iluminar la carta (usan una pizarra tamaño XL que te traen hasta la mesa). De día, sombreros repartidos por las mesas, ayudan a los clientes a soportar el calor.
El atardecer, cuando se pone el sol…un momento mágico en esta terraza.
Terrazas, terrazas, terrazas….¡¡¡ SUMMERTIME !!!
(Este es un post actualizado del que escribí el pasado año de las terrazas de Marrakech.)
Un verdadero restaurante español en Marrakech
Hace días que quería escribir este post. Por fin ha abierto un restaurante español en Marrakech. Un verdadero restaurante español. No esos que mezclan los burritos, con el guacamole, con la paella, con los frijoles…un restaurante español 100%.
Se llama Tierra y Mar. Está muy cerca del cine Le Colisée. Es decir en el corazón de Guéliz.
Son una familia de Castellón, el padre en la cocina, la madre al tanto de las mesas y el hijo al frente de la barra. Por eso, el restaurante destila una esencia familiar y agradable. No es nada pretencioso, quieren ofrecer una cocina española tradicional. Nada de decoraciones exageradas de toros y flamenco, aquí se viene a comer y no a entrar en un parque de atracciones folclorista. Dos salas, una más grande y la otra un poco más íntima. Manteles de tela y copas y cubiertos adecuados. Parece una cosa tonta, pero en Marrakech aún te pueden servir una cerveza en vaso de tubo. Lo sé, no es que sea grave pero me llama la atención.
Charo (la madre y alma del restaurante) cuida los detalles, para que si cierras los ojos pienses que estás en cualquier ciudad de España.
Al mediodía, un menú excelente. Casi siempre hay opción de paella. Primero, segundo y postre con vaso de sangría por 130 Dh (unos 11 Euros). Seguramente te invitaran a una copita al final si te identificas como español. Ellos tienen ganas de socializar, son nuevos en Marrakech y además extremadamente simpáticos.
Si comes a la carta, tienes de todo. Para picar, tortilla de patatas, pulpo a feira, calamares, bravas, mejillones, gambas…de segundo, carne o pescado (muy fresco, les llega de Agadir). Y de postre, entre otros…crema catalana…mi favorita. Cerveza San Miguel y vinos españoles y marroquíes (como no podía ser de otra forma). Precios muy asequibles para el nivel de la cocina.
Cierra los lunes. Poco a poco, los españoles residentes en Marrakech lo van conociendo. Y me alegro. Ir a comer a Tierra y Mar es un poco como estar en el comedor de tu casa. Una extensión de tu ciudad. ¿Qué otra cosa te transporta más a tus raíces que la gastronomía? El gusto de las salsas, la tortilla de patatas, el all i oli con una tostada de pan, el jamón, la paella valenciana “sucarrada”…vuela tu mente a casa con solo cerrar los ojos.
Gracias a Edu, Charo y Joaquín por traer un poco de todo eso a Marrakech. Os deseo toda la suerte del mundo.
TIERRA Y MAR
99, Rue Mohamed El Beqal.
Marrakech
Tfno.: 00212 (0) 524446671
(cierran los lunes)
Cenar en un palacio de ensueño
A veces no programas grandes veladas. No esperas nada especial de una noche. Quedas con unos amigos a cenar. Piensas que irás a algún sitio que ya conoces, que cenaras bien que reirás, que compartirás una agradable sobremesa y luego te tomarás unas copas. Una buena noche con personas que te hacen sentir bien.
Y así programamos la noche con unos amigos. Una cena y luego unas copas. Pero como ya sabéis, en esta ciudad…y si dejas que las cosas fluyan…nunca sabes como se transforma una noche que debería ser “normal”. Uno de los amigos nos quiso sorprender a los demás. Sabía por alguien que había un lugar, un sitio a las afueras de Marrakech que se cenaba muy bien, un lugar precioso que DEBÍAMOS conocer.
Así que a las nueve pasaron a buscarme por casa y emprendimos marcha. Una noche desapacible, frío extraño de primavera. Carretera de Fez, después de lo que fue el Metro…siguiendo la ruta, pasando el control estable de la policía…esa rotonda a la izquierda. Y aún más allá, a la derecha en medio de la nada el Taj Hotel. Impresionante desde la distancia, no puedo imaginar como será desde cerca. Aún más allá, ¿ más lejos aún ?. Los nervios a flor de piel. Donde estamos, hemos ido demasiado lejos a cenar en un día de cada día. ¿No había sitios más cercanos? Las críticas arreciaron hacía el que había tenido la idea. Pero duraron poco…lo justo hasta llegar a la puerta del Palais NAMASKAR.
La belleza del Namaskar no tiene parangón, es lujo en estado puro. Es mezcla de jardines frondosos, agua, fuego, decoración exquisita, rincones mágicos…espacios enormes. La India, Marruecos…oriente en Marrakech. Te transportas literalmente. Unos de los lugares más increíbles que he visitado nunca.
Os dejo con las fotos para que sea vuestra imaginación quien viaje hacía allí.
(Si no queréis cenar, la posibilidad de tomar un copa en su Lounge Bar…puede ser una buena idea para conocer este lugar).
Hotel Palais Namaskar
Luxury Hotel/Spa, 5 Estrellas
Hotel del año en el mundo escogido por la revista Harper’s Bazaar 2013.
N.1 de los Hoteles de Marruecos en TripAdvisor Travellers Choice 2013 awards.
Escogido como uno de los 101 Mejores Hoteles del Mundo en 2013 por Tatler magazine.
El ritual de cada día en la Plaza Djemaa El Fna
Cada día del año, llueva, haga sol, frío…las paradas de comida de la plaza Djemaa el Fna se montan y se desmontan. El proceso es el mismo, hacía las cinco de la tarde los carros van llegando a la plaza. Están guardados en los alrededores y van llegando uno detrás del otro…como si fuese una procesión. A mi me encanta verlos llegar y ver el trabajo incesante de los montadores. Parece una carrera contrarreloj por abrir lo antes posible. Aunque en realidad no hay prisa, no hay una hora de apertura. Poco a poco, el sol irá cayendo y los clientes llegando a la Plaza. Turistas y autóctonos. Y mientras paseas por entre los puestos, vas escuchando eso de…¿española? más barato que en Andorra, ¿gambas? Más buenas que las de Palamós…se las saben todas. Te identifican con solo una mirada. Saben de dónde vienes por como vistes y por tu tipo de piel o por tus andares. Son expertos en detectar nacionalidades. Años y años en la calle consiguen milagros. Yo a veces juego a eso, a identificar nacionalidades en los turistas que pasean por Marrakech. A veces es fácil, otras más complejo. Un día hablando con un veterano vendedor de babuchas me dijo que para ellos lo más complicado es diferenciar a italianos y españoles…que los otros eran fáciles. En fin, yo tengo bastante éxito en este “juego”. Te sientas en una terraza de la plaza y a mirar…el tiempo pasa y ni te das cuenta.
Las noches en la plaza Djemaa El Fna son intensas. (ya no hace falta llamarla por su nombre, Djemaa el Fna…esta plaza es LA PLAZA, sin ningún nombre añadido…¿es que hay alguna plaza más famosa que esta en Marrakech, en Marruecos, en África?) Experiencias intensas en la plaza con las serpientes, los monos, las tatuadoras de henna, los dentistas y sobre todo los círculos de los cuenta-cuentos…pero cenar en las paradas es una experiencia ineludible. En algunas guías recomiendan un número concreto de parada. Dicen que ahí es donde se come mejor. El 58 es magnífico, el 64 extraordinario me comentan los turistas, lo he leído en la Guía x o y…yo no recomiendo nadie en particular. Yo las escasas veces que ceno en la plaza suelo usar el típico sistema español de “tapear”. En una parada como sardinas rebozadas, en otra una brocheta, en otra los calamares…y así ceno. Primero miro bien que sean paradas en donde los clientes no sean solo marroquíes ni solo turistas. Tiene que ser un puesto en donde haya una buena mezcla. Y después voy picando. La parada de sardinas es obligada, son deliciosas…sin miramientos. Come con las manos. Escojo la parada basándome en mi intuición de ese día. Excepto la de la sardina…esa es fija. La plaza es tan viva, que lo que viste el día anterior no es necesariamente actual al día siguiente.
Las paradas de caracoles de la izquierda me miran con insistencia, pero me resisto. No me gustan los caracoles. Las paradas del comienzo en donde sirven ese té especiado y perfumado son el punto final a la cena. Este té intenso y caliente es adecuado para finalizar la noche, sobre todo en las frías noches de invierno.
Al final, me he ido de la línea inicial. La llegada de las paradas en procesión para montar.
Cada día, 365 días al año llegan a la cinco de la tarde y después de la media noche, se desmontan de nuevo para ir a dormir. Es el principio y el final del espectáculo que nunca falta en Marrakech, el espectáculo de la plaza, del comedor OPEN AIR más grande que haya visto nunca.
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