Sexualidad
Abortar en Marruecos
El anterior Gobierno marroquí a través de su entonces ministra de Desarrollo Social, Familia y Solidaridad, Nouzkha Skalli, se pronunció a favor de la legalización del aborto en casos extremos como la violación, el incesto o malformaciones profundas del feto.
Jamás se había llegado tan lejos pero con el cambio del Gobierno y de ministra tras la llegada del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) la situación parece que no va a avanzar.
En 2009 la Asociación de Ginecólogos privados (AGP) organizó una conferencia sobre el tema y citó las dificultades del aborto incidiendo en la situación de las mujeres destacando la “triste realidad” de las que tienen hijos no deseados o fetos con malformaciones. Citan que el 15% de la mortalidad maternal es debido a los abortos clandestinos según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre 600 y 800 casos de aborto clandestino se practican diariamente en Marruecos, mientras que los abortos legales oscilan entre 20 y 40 casos, según la Asociación Marroquí de Lucha contra el Aborto Clandestino (Amlac).
Según un estudio confidencial realizado por la Amlac entre varios ginecólogos y clínicas, su presidente, Chafik Chraibi, dijo que sólo entre Rabat y Casablanca se contabilizan 200 casos de aborto diarios.
Chraibi explicó que cerca de 600 abortos clandestinos son realizados «según procedimientos medicalizados» pero no en buenas condiciones sanitarias y no siempre son efectuados por ginecólogos sino también por médicos generalistas. El médico marroquí explicó que este método puede ser costoso para la paciente, quien debe desembolsar entre 1.500 y 10.000 dirhams (entre 134 y 897 euros) según el estado de la mujer, la duración del embarazo y el médico que lo efectúe.
Frente a estos casos con seguimiento médico, prosigue Chraibi, hay entre 150 y 200 casos no medicalizados y realizados en condiciones sanitarias «catastróficas» por enfermeros, curanderos o comadronas. Este segundo tipo de abortos, con coste económico más bajo, acarrea graves complicaciones, explicó Chraibi y añadió que en la Maternidad de Rabat reciben diariamente entre 3 y 4 casos de abortos con complicaciones (infecciones, intoxicaciones o hemorragias graves).
Para acabar con este fenómeno, Chraibi hace hincapié en la prevención, la generalización de la educación sexual y la promoción de los métodos de contracepción. Asimismo, el presidente de Amlac subrayó que en una primera etapa hay que actualizar la ley del aborto y ampliar la cláusula que lo permite para abarcar al menos los casos de violación sexual, incesto, malformación del feto o en casos de situaciones sociales dramáticas, pero insistió en la necesidad de mejores condiciones sanitarias para hacerlo a fin de reducir la mortalidad materna.
La ley marroquí prohíbe de forma estricta el aborto salvo en casos en que «la vida o la salud de la mujer está en peligro«, supuesto al que se acogen menos del 5% del total de casos de mujeres que desean abortar.
La ley marroquí en su artículo 499 del Código penal sanciona con una pena entre uno y cinco años de cárcel y una multa de 200 a 500 dirhams (18 euros a 48 euros) al médico o cualquier persona que provoque el aborto, y el artículo 454 recoge entre seis meses y dos años de prisión a la paciente que aborte intencionadamente ella misma. El artículo 455 contempla entre 2 meses y 2 años a los cómplices de un aborto, los intermediarios o vendedores de productos abortivos. La pena más fuerte es de 20 años de reclusión al médico o cualquier persona que provoque el aborto y cause la muerte en el aborto o si se es reincidente.
En cuanto a la vertiente religiosa, el imam Abdelbari Zemzmi, apunta que la interrupción voluntaria del embarazo está permitida en casos extremos como cuando “la vida de la madre está en peligro” añadiendo que también en caso de violación o incesto puede apelar al aborto antes de los primeros 40 días ya que son necesarias 6 semanas para la formación del feto. “En el resto de casos, está prohibido”.
Kit de la virginidad artificial
Recientemente se celebraba el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina, una práctica que traspasa las fronteras de la lógica. Son muchas las razones que intentan justificar lo injustificable, entre ellas la disminución del deseo sexual femenino y en consecuencia una virginidad que mantendrá intacto el honor de la familia. Y es ahí donde quiero centrar mi exposición: en la institucionalización de la virginidad de las mujeres, especialmente en las comunidades musulmanas. Es así que todavía en demasiados países del Mediterráneo la cuestión de la virginidad (femenina, evidentemente) mantiene una arraigada preocupación. Muestra de ello es el requisito de pruebas vejatorias que revelen, no solo al contrayente, sino también al conjunto de la sociedad, que la novia se mantuvo “casta y pura” hasta el matrimonio.
Aún recuerdo el relato de una amiga tetuaní, quien contaba su dramática experiencia de juventud. A la mañana siguiente de la velada nupcial, su propia madre, sábana ensangrentada en mano, recorría las calles del pueblo alardeando orgullosa del “honor” de su hija. Pero, ¿es realmente el islam el responsable de estas prácticas? ¿o una vez más las tradiciones culturales patriarcales han tergiversado las fuentes para la liberación femenina que el islam propone?
Ningún erudito ni exegeta podrá afirmar que en el Corán se recoge como requisito imprescindible la demostración de la virginidad, ni tan siquiera la obligatoriedad de mantenerse en este estado. Es cierto que la ética islámica recomienda tanto a hombres como a mujeres abstenerse de relaciones antes del matrimonio, pero recomendar no es sinónimo de prohibir, y muchísimo menos de descompensar la balanza recayendo la absoluta responsabilidad sobre el género femenino. Aun así, una fractura está recorriendo las relaciones de género en las comunidades musulmanas, agrietando los fundamentos de una práctica venerada y casi idolatrada. Un secreto a voces se abre paso entre las nuevas generaciones irrumpiendo en las noches de bodas una virginidad artificial.
No son pocas las jóvenes que, en vísperas del enlace matrimonial, recurren a una pequeña operación que borre las evidencias de sus relaciones prematrimoniales y mantenga una apariencias deforme. Durante mis años de estancia en Marruecos, observaba con perplejidad el continuo ir y venir de mujeres jóvenes en la consulta ginecológica que tenía frente a mi casa, especialmente en verano. Tras su puertas, estas chicas se sometían a la reconstrucción de un himen profanado tiempo atrás.
Hoy en día, está tomando protagonismo un producto “made in China” más accesible y económico. Momentos antes de la relación sexual, la mujer se introduce una cápsula en la vagina. Durante la penetración, ésta desprenderá un líquido rojo emulando la sangre que hará creer al orgulloso marido que la entrepierna de su cónyuge se mantuvo intacta hasta su llegada.
Esta falsa virginidad cimienta las bases de una pareja creada desde el engaño, como resultado de una desigualdad ancestral en la sociedad patriarcal. Es la manifestación de una desigualdad sexual cuyos efectos son estrictamente contrarios a la esencia islámica.
Autor: M. Laure Rodríguez Quiroga – Fuente: Cambio 16