Cafés Marrakech
La cerveza Casablanca cambia su botella
La mítica cerveza Casablanca ha cambiado su formato de la botella de cristal. Ayer con mi amigo Jose estuvimos mirándola largo rato y degustando unas cuantas de ellas para confirmar que efectivamente solo ha cambiado el formato…el liquido interior sigue siendo igual de bueno.
Pastas, ensaladas y pizzas…
Pasta, pizza y ensaladas a domicilio en Marrakech. La célebre “trattoria” Catanzaro de Gueliz ha abierto su segundo PastaZ by Catanzaro en la carretera de Targa.
PastaZ es un buen “invento”. El primer local que abrieron hace dos años es el del Hivernage del que soy usuaria, es muy pequeño pero muy eficaz. Su menú escueto per no se necesita nada más. Un buen banco de ensaladas para que escojas tu mismo los ingredientes y una carta básica de pizzas. La pasta, puedes escoger la base ( spaghettis, penne, ravioli o Tagliatelle ) combinados con 9 opciones de salsas. Una comida rápida, bastante abundante y sobradamente buena. Una fórmula para comer o cenar rápido y sin complicaciones. Y si quieres te lo traen a casa.
Estudiantes universitarios, expatriados, oficinistas de la zona y comerciantes del barrio son los usuarios del PastaZ.
Precio medio pizza: 50 Dh
Precio medio ensaladas: 50 Dh
Precio medio pastas: 50 Dh
(me olvidaba, tienen café Nespresso )
PASTAZ, By Catanzaro
Tel.: 05 24 44 70 70 ( Hivernage )
Panaderías de Marrakech
Me gusta siempre tener pan en casa, nunca sobra…si no sabes que comer..un buen bocadillo de cualquier cosa te resuelve un apuro…si haces un poco de ensalada, me gusta comer un poco de pan, si tienes un poco de jamón y un poco de pan cerca…a cualquier hora apetece. Pero este placer de cada día, era complicado de disfrutarlo aquí en Marrakech. La cultura del pan en esta ciudad y en este país no era demasiado amplia. En la Medina encuentras el pan de siempre, las baguettes de pan que parecen chicle o los panes redondos que han sido tocados por media humanidad. No pasa nada…pero echaba en falta ese placer de comer panes especiales o simplemente un buena barra rústica un poco tostadita.
Hace un par de años, comencé a ir a “Atelieur des saveurs” en la carretera de Targa. Una especie de Boulangerie con degustación, estaba lejos pero era un lugar ( regentado por franceses ), donde encontrabas variedades de pan y repostería. El sitio no destacaba por su imagen, ni siquiera porque las dependientas fuesen simpáticas…pero cumplía su función de abastecernos de pan fresco y variado.
Después abrió PAUL y pensé que ya tenía resuelto este apartado. Lo entiendo, para vosotros la apertura de una panadería no tiene ninguna gracia. Pero es que esta panadería es un local enorme, donde está la terraza más agradable de Marrakech. No está en Mohammed V y por tanto nadie te ve…aparcas justo delante y puedes comer a cualquier hora del día. Existe una carta de desayunos y también una de meriendas y comidas. El salón interior de NO FUMADORES está muy bien decorado y resulta francamente acogedor. Pero lo mejor es su oferta de dulces y panes. Excelente, con cierto gusto francés (como no podía ser de otra forma) pero existe una amplia gama de panes ( de olivas, rústicos, de amapola, integrales, vienas, con pipas, nueces…) además de la posibilidad de comprar bandejas de canapés y pequeños bocadillos para tus fiestas en casa. No nos engañemos, precios europeos…obviamente. Este local tiene un Wi-fi excelente en toda la terraza y me podéis encontrar muchas mañana saboreando un buen café “ristretto” fuerte y espeso con una napolitana de chocolate.
El otro día, descubrí un local nuevo. De hecho es el primeo que abren después de Casablanca y Rabat. Se trata de AMOUD, una especie de Panadería/Pastelería/Chocolatería. No hay posibilidades de degustación, pero la oferta ES ALUCINANTE. Un local enorme y completamente nuevo donde la fina pastelería y chocolatería se encuentra a la entrada a la izquierda. Después y ya a tu derecha…la oferta de dulce y salado…y una vitrina de pan recién hecho…mil y una posibilidades para llevarte y degustar en casa. Un sueño de lugar, alejado del centro de Guéliz y que debes encontrar para saborear quiches lorraines, pastilla de pollo, canapés de gambas, croissants, donuts/berlinas rellenas, mini pizzas…todo en un entorno de primera. Un buen descubrimiento…
Amoud Rak: Bd. Abdelkrim El Khattabi. Marrakech.
Paul Marrakech: Rue Allal Ben Ahmed Guéliz, Marrakech.
Emergencia, Marrakech !!!
Su notoriedad es quizá tan fuerte como la del propio país. Marrakech es una marca espléndida que ha costado décadas en construirse. Se reforzó a lo largo de los años gracias a las estrellas que venían al Festival de Cine y también gracias a los hoteles de ensueño que se encuentran en esta ciudad. Marrakech, es también y por si misma…una STAR. Una ciudad que simboliza las Mil y unas Noches a menos de tres horas de avión para los Europeos que decidieron convertirla en su sucursal soleada.
Pero su éxito, es también su fragilidad. La marca-glamour que personifica Marruecos a los ojos del mundo vive una crisis sin precedentes. Sufre el desafecto de los europeos afectados por las revoluciones árabes que se desarrollan a más de 2.000 kilómetros de la Koutoubia, y se agrava por el efecto del atentado del café Argana que albergaba a los turistas que son los que hacen latir a la ciudad. Marrakech está hoy de nuevo bajo los focos de la actualidad internacional, esta vez por un asunto sórdido y desagradable.
La polémica sobre el Ministro francés pederasta que habría compartido una orgia con niños en la ciudad ocre aleja una Francia que se asemeja cada vez más a un tabloide británico. Indirectamente, este escándalo es un nuevo golpe a esta ciudad que se compara hoy con Pattaya o Manila. Primero, objetivo de los terroristas, luego capital de los pederastas. Marrakech sufre una continua corriente de información corrosiva.
La ciudad de los jardines sin fin, se convierte hoy en una especie de lamentable patio para la República Francesa. Aquí se firman pactos secretos en los Riads de personajes franceses como Dominique Strauss-Kahn, un Marrakechí de adopción que valorizan la imagen de la ciudad, y a su vez, también se viene a apaciguar los vicios para volver a salir impune con la complicidad avergonzada de las autoridades locales…
Hoy, la marca Marrakech se está ensuciando. Si una empresa hubiese sufrido estos ataques, ya habría reaccionado. Se habría establecido una célula de crisis y se activaría una campaña de marketing adecuada. Es lo que hacen empresas como Coca Cola, Toyota, Boeing después de cada incidente o accidente. Es lo que realiza, el número uno de la nuclear Areva, después de la catástrofe de Fukushima, o lo que justificó la decisión alemana e Italiana de alejar las nucleares de sus países. Tengamos en cuenta que en el caso de Areva, ésta no es de ninguna manera responsable de la crisis sino que sufre los efectos de la misma. Como nuestra ciudad, como Marrakech.
Marruecos debería acelerar un plan de emergencia, una buena campaña de marketing antes de que su gran atracción se hunda. Una marca puede tardar un siglo en construirse y solo necesita de unos pocos meses para destruirse.
Un caso parecido, podría ser el de Brasil. En su día, los grandes hoteles de Río comenzaron a avisar a sus clientes en la misma recepción, que los pederastas arriesgaban décadas de prisión. Marrakech tiene un plan para reactivar sus reservas, pero no para proteger su marca. Las últimas iniciativas como el concierto “ las voces de la paz ” o el Festival “Marrakech du rire”, son excelentes apoyos para promocionar la ciudad.
Pero es necesario también ser más agresivo y replicar golpe a golpe todos los ataques. Por ejemplo, en este momento en el metro de Paris, pueden verse carteles donde muestran a un turista que llega relajado a la playa con un gran slogan con el mensaje “ parece que en Túnez, la tensión ya no existe ”. Una verdadera respuesta que divierte y que es sutil y sirve para tranquilizar a los turistas aprensivos después de las imágenes de las rebeliones.
Es necesario encontrar hoy una respuesta comparable y rápida para preservar la imagen de la ciudad. Si no, los que venían buscando el sol, los souks, los bares, la belleza de sus murallas, la magia de la luz, los olores de las especias, su maravillosa hospitalidad se desviaran a otras zonas del mundo.
S.O.S, Marrakech !!!
Exposiciones en Marrakech
“Trilogía Fassie”
Las fotografías publicadas durante la Primera Guerra Mundial expresan el descubrimiento de las riquezas de la ciudad de Fès.
Riad Denise Masson- Hasta el 30 de junio
49 derb Zemrane, Médina
Composiciones gráficas de Khalil Minka, “Behind Sand y Sun”
En el restaurante Kechmara, todo un trabajo gráfico a base de encolados y superposiciones numéricas sobre el Atlas… Sus obras son una explosión de formas, personajes y colores, logrando una fuerte energía.
Adresse : 3 rue de la Liberté
postmaster@kechmara.com
de lunes a sábado de 7 h 30 a medianoche, Hasta el 15 de mayo.
“Impresiones Skybab”-En el BabHotel
Diez artistas vinieron a el mismo día a la terraza del Bab Hotel para expresar su percepción de la vista urbana…
Adresse: Ángulo bd Mansour Eddahbi y rue Mohamed EL Beqqal- hasta el 2 de junio
“Paredes” de Joan Cursach en la Matisse Art Gallery
Las obras de Joan Cursach no dejan a nadie insensible. Estas pinturas son un montaje de acrílico, tierra, encolados, cartones doblados, Diarios rasgados, para reproducir un universo dantesco. Estos cuadros tienen como tema común las paredes, los que separan y destruyen, pero la parte positiva podría ser una escalera hacia otro mundo…
Adresse: 61 rue de Yougoslavie, 43 passage Ghandouri- Hasta el 15 de mayo
Jean-Marc Tingaud, “el Estado de las cosas”
Después de Tokio, Nueva York, Turín, París… Jean-Marc Tingaud expone dos partes de su obra: la serie “Interiores”, 35 ejemplares de plata en color, y la serie “Médinas”, con 10 ejemplares. Sin referencias a los criterios habituales de la belleza, las vistas interiores descubren lo que la trivialidad puede tener de poético. El Museo del Louvre definía el trabajo de Jean-Marc Tingaud en una obra sobre la historia del Arte como “ la belleza de lo cotidiano”.
De martes a sábado de 15 h a 19 h- Hasta el 2 de julio
Galería 127
Adresse: Avenida Mohamed V ( Marrakech-Gueliz)
Un nuevo Restaurante italiano en Marrakech
El último descubrimiento de Restaurante Italiano en Marrakech. Esta vez, se trata del Restaurante “Lúltimo Bacio”. Un restaurante refinado en donde no encontrareis pizzas.
Ha abierto hace escasamente dos meses, y se encuentra cerca del Cafè des Negociants, en el Barrio de Gueliz. Ayer finalmente fui a comer para conocer bien la oferta. El local está muy bien decorado, con un pasillo central y las mesas a derecha e izquierda. Al final el local se abre un poco para albergar un salón de mesas más grandes. Este restaurante podría estar perfectamente ubicado en el centro de Milano o Barcelona. Yo lo veo más como un local para parejas y pequeños grupos de amigos.
El servicio atento y disponible. Los propietarios son marroquíes pero el Chef es Italiano. La carta entera es del país transalpino, destacando las pastas y unos estupendos entrantes. Tengo la impresión que como pasta supera a cualquier otro Italiano de la ciudad.
Existe una oferta, que llaman “Fórmula Mezzogiorno “ dónde el coste es de 110 Dh por una entrante+plato o Plato+postre, que resulta muy atractivo. Disponen de licencia alcohólica y si optas por la carta, el coste por persona no baja de los 250 Dh.
Una buena dirección de Italiano en la ciudad.
Angle rue Tarik Ibn Ziad & Moulay Ali
Gueliz- 40 000 Marrakech
Reservas: + 212 (0) 6 61 11 26 09
El Primer Ministro se llama Facebook
El segundo despertar árabe de la historia –el primero fue la revuelta contra el imperio otomano– requiere algunas nuevas definiciones, quizá incluso algunas palabras nuevas. Y una nueva calculadora que registre al instante la vieja era de los dictadores y el creciente ejército de jóvenes. El que sobreviva hasta llegar a la senilidad puede entrar en la categoría de grandes criminales políticos de la historia contemporánea.
Mi colega magrebí Béchir Ben Yahmed ha señalado que, después de 42 años en el poder, Muammar Gaddafi se ha unido a los peores de todos. Kim Il-Sung llegó a 46 años, Saddam Hussein apenas a 35. Mubarak sumó 32 años en la escala de los dictadores; Sékou Touré, de Guinea, 26, los mismos que Franco de España y Salazar de Portugal. En esta escala, los raquíticos 10 años de Tony Blair reducen sustancialmente su estatus de criminal de guerra, un hombre al que se le podría permitir –en vez de comparecer ante un juez por la ilegal invasión a Irak– una villa de lujo en Sharm el-Sheij (que era donde, después de todo, Cherie gustaba de hospedarse a costa del gobierno de Mubarak).
Ben Yahmed sugiere que en el violento caso de Libia no nos encontramos tanto ante una revolución como ante una anarquía revolucionaria basada en el tribalismo, puesto que Libia puede estar en el proceso de desintegrarse. No estoy muy seguro de coincidir, aunque los ciudadanos de Bengasi querrían que los de Trípoli sepan que ellos fueron sus libertadores. Gaddafi, de hecho, se ha vuelto una especie de «reincidente«, aunque, si bien la oposición ha cantado victoria demasiado pronto, ahora sólo gobierna un Estado «mitad Gaddafi«, el cual sólo puede ser temporal.
Y tendremos, estoy seguro, que redefinir la naturaleza del acto que encendió la mecha proverbial –y real–: la inmolación por fuego de Mohamed Bouazizi, quien, aplastado por el Estado y su corrupción, y luego abofeteado por una policía, escogió la muerte en vez de la continuación de la qahr, que podría traducirse como «impotencia absoluta«. Prefirió, en palabras del sicoanalista turco Fethi Benslama, «la aniquilación a una vida de nada absoluta«. Bouazizi, sin embargo, no se unirá a la lista de los mártires favoritos de Al Qaeda. No se llevó enemigos con él; su yihad nació de la desesperación, la cual de seguro no es alentada por el Corán. Aportó una prueba de que un suicida puede generar sin proponérselo una revolución y convertirse en mártir para un pueblo oprimido, más que para Dios. Su muerte –aunque sé que me dirán que esa decisión corresponde a una autoridad más alta– no le garantizó entrar en el paraíso, pero se le debe conceder mayor importancia política que a la de un atacante suicida. Fue, de hecho, un antikamikaze.
En un año en que la última Rue Pétain que quedaba fue borrada en la Francia rural –Beirut remplazó la suya en 1941, con la caída del régimen de Vichy–, es apenas justo decir que un montón de tributos con los que se adulaba a Gaddafi tendrán que ser derribados en los escombros de su Estado cuando acabe de derrumbarse. Los museos del Libro Verde –tal vez hasta los restos de su casa pulverizada por bombas estadunidense en 1986–tendrán en su momento un furioso fin. Al día siguiente de la caída de Mubarak, personal del hotel Marriott en Zamalek se escabulló con su retrato; los visitantes futuros notarán con ligera inquietud la extraña claridad del papel tapiz a la izquierda de la recepción.
Y hay montones de calles Mubarak, estadios Mubarak y hospitales Mubarak que renombrar. El economista Mohamed el-Dahshan se ha referido a la desmubarakización de Egipto; supongo que ahora todas las calles Mubarak se volverán calles 25 de Enero –fecha del comienzo de la última revolución egipcia– y me temo que, si el 80 por ciento chiíta de Bahrein llega algún día a gobernar el país, habrá mucha desjalifación. Y en Libia, la deskadafización ya empezó. Pero si bien la revolución egipcia es –salvo un contragolpe del viejo aparato mubarakista– la historia más feliz que he cubierto en Medio Oriente, todavía temo que mucha de ella terminará en lágrimas, pues las nuevas «democracias» suelen acabar en algo parecido a los regímenes anteriores. Arabia Saudita sigue siendo el alfil negro en mi tablero. Veremos qué pasa el próximo viernes.
Espero, sin embargo, que el fervor de los revolucionarios del mundo árabe no los lleve a borrar la identidad de ciudades enteras. Bengasi no debe convertirse en la «ciudad de los 11 mártires» –como Stalingrado se convirtió en la patética Volgogrado–, ni hay que cambiar el nombre a Tobruk. Los tunecinos adoptaron Cartago como nom de plume de Túnez. De hecho, vale la pena recordar la historia más reciente de las tierras que los periodistas recorremos ahora a toda velocidad en nuestros 4×4. Mis colegas que viajan a Libia desde el oeste pasan como ráfagas El Alamein y de allí a Tobruk. La semana pasada manejé de noche desde Túnez, en el oeste, y los faros del auto iluminaban letreros de lugares hasta el paso Kasserine, donde los estadunidenses creían haberle puesto una felpa a Rommel pero recibieron una más sangrienta por cortesía del Afrika Korps en Mareth, famoso por la línea Mareth, sistema de fortificaciones construido por los franceses antes de la Segunda Guerra Mundial. El finado Louis Heren, quien fue mi jefe de corresponsales en el Times, fue «cocinado» en su tanque en las afueras de Bengasi, y sobrevivió.
Resulta extraño, pero todo se vino abajo entre Tobruk y Túnez en la Segunda Guerra. Tobruk cayó ante los británicos en enero de 1941, fue sitiada por el Afrika Korps durante 200 días, liberada por el general Cunningham en noviembre, capturada por Erwin Rommel en junio 1942 –un «desastre», murmuró Churchill al escuchar la noticia en una visita a la Casa Blanca– y recapturada por los aliados cinco meses después. Ahora es la primera ciudad liberada por la oposición a Gaddafi. El guionista de cine francés Michel Audiard, quien escribió el libreto de la cinta Taxi a Tobruk, sobre el Zorro del Desierto, dijo que en su opinión “lo único disfrutable en la guerra es el desfile de la victoria… antes de eso todo es una mierda”.
¿Quién puede estar en desacuerdo, siempre y cuando ganen los que deben? ¿Reincidentes? ¿Antikamikazes? Estados medio Gaddafi, revoluciones, rebeliones, insurrecciones, despertares árabes: por lo común son un asunto sangriento. Sin embargo, tengo que decir que mi redefinición favorita apareció en un estupendo cartón del diario tunecino La Presse la semana pasada, luego que Beji Caid Essebsi fue nombrado primer ministro. “En realidad –dice el cartón tunecino–, nuestro verdadero primer ministro se llama Facebook.”
Se cancela el Festival Mar y Desierto, de Dahkla
En el festival Mar y desierto de Dakhla volvieron los disturbios, en la noche del viernes 25 de febrero y durante todo el sábado 26.
La pequeña ciudad de Dakhla, situado en pleno corazón del Sahara occidental, fue el escenario de disturbios entre jóvenes Marroquíes “del interior” y jóvenes de las poblaciones saharauis, al margen del festival cultural Mar y desierto y en la noche del sábado. Se produjeron 15 heridos y numerosos daños materiales, según las autoridades marroquíes que calificaron estos acontecimientos de “actos de vandalismo”.
En las calles de Oum Tounsi, el sábado por la noche se contabilizaban roturas de cristales, fachadas atacadas y vehículos militares quemados. Confrontaciones que han continuado el domingo – día del 35e aniversario de la declaración de independencia de la República árabe saharaui democrático de 1976 – antes de que la situación se calmara. La presencia del ejército evitó otros altercados ya que la intervención de la policía fue tardía. Un comerciante de Essaouira murió bajo las ruedas de un vehículo cuyo conductor se dio a la fuga.
El domingo por la mañana, en una rueda de prensa, las autoridades anunciaron oficialmente el FIN de las festividades. “Un grupo de separatistas [pro Polisario] reventó el Festival con fines políticos”, indicó el wali de Laayoune, Khalil Dkhil.
Para Dahkla, una ciudad que se dice menos politizada que Laayoune – la otra ciudad del Sahara marroquí donde existieron revueltas el pasado Noviembre con el saldo de 13 muertes -, el Festival Mar y desierto significaba el símbolo del desarrollo acelerado desde los últimos cinco años. Se sucedían competiciones de deporte náutico y grandes conciertos públicos que atraían a jóvenes venidos de muy lejos, en un marco idílico. Un acontecimiento nacionalista que durante las cuatro ediciones anteriores, había suscitado desordenes pero nunca de esta magnitud.
El Estado marroquí realizó inversiones masivas en términos de infraestructuras para comunicar la ciudad más al Sur del país. Un objetivo prioritario: desarrollar la pesca y el turismo, en particular, por medio del festival.
Esperemos que no se mezclen las cosas, este conflicto no tiene nada que ver con las manifestaciones del 20 de Febrero.
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