Sidi Ifni
Y Arantxa se fue a Sidi Ifni
Sifi Ifni te atrapa. Sidi Ifni es como un novio de la adolescencia, ese amor que con su ausencia te parece que no puedes respirar. Ifni es también un amor maduro, el que te hace sentirte en paz y armonía.
Sidi Ifni es todo eso, una mezcla de armonía, de paz, de relax y de pasión.
Cada año regreso a ese lugar como si fuese una promesa. Y cada año la encuentro igual y a la vez distinta. Pero siempre hermosa, lejana, etérea y viva. No os penséis, Sidi Ifni no es apta para todos los públicos. Esta ciudad no posee nada en especial, no tiene el encanto imperial de Marrakech, ni la capitalidad de Casablanca,ni el bullicio de Meknes, ni la medina de Fes, ni es la puerta del desierto como Ouarzazate ni mucho menos posee la infraestructura turística de Agadir.
Sidi Ifni es una joya para aquellas personas de corazón sensible que sepan apreciarla.
Arantxa es de este género de personas. Y está atrapada por Ifni, que no en Ifni. Arantxa vivió unos años en Marrakech, conoció el estrés, la polución, el bullicio, el caos, el encanto extraño de esta ciudad y amó Marrakech como casi nadie. Abrió una tienda en el corazón de la Medina y se convirtió en una Marrakchia 100%. Pero amigos lectores, al final esta ciudad acaba con todos nosotros. Tanto amor al final no siempre es recompensado. Agota, estresa, te deja sin aliento, sin fuerzas. Arantxa conoció Sifi Ifni y allí se fue.
Arantxa vive en Sidi Ifni y es feliz. Pasea por sus hermosas calles azules y blancas, se sienta en los cafés donde los hombres se saludan medio en español medio en árabe. Compra el pescado fresco en el mercado, saluda a sus vecinos, vive entre ellos, saborea el ritmo de vida pausado que ofrece Ifni. Sabe que Ifni tiene historia y que vive entre estos rincones. Este pasado español tan intenso se siente en las costumbres y en el día a día. Cada noche, cuando el sol ya está del otro lado, los ifneños salen a pasear. Desde la antigua plaza España hasta la barandilla (como llaman al paseo delante del mar). Creo que pasean para verse, para saber que están todos ahí. Todo el mundo en Sidi Ifni pasea al atardecer. Me da la impresión que si no estás, te ponen falta.
Arantxa no se siente extraña aquí. Está en su casa, la casa que ha escogido para vivir. Ella es una artista y los artistas no se contentan con poco. Respira ese aire pacífico de la ciudad que muestra orgullosa sus jardines perfectamente cuidados. Observa la playa de Ifni llena de vida, chicos jugando al futbol, grupos de jóvenes bañándose todos juntos para evitar sobresaltos con ese Océano furioso, surfers noveles y experimentado que perfilan las olas. Sifi Ifni le ha acogido con los brazos abiertos y ya ha abierto una nueva tienda ahí. Sus creaciones de bolsos, camisas, pañuelos, joyas, pequeños muebles tienen el sello inconfundible de su pasión.
Ella se fue de Marrakech, cerró un capítulo de su vida y a su vez nos dejó un poco huérfanos de ella. Pero tiene una larga lista de amigos aquí que van a visitarla y que quieren compartir con ella esa ciudad y ese dulce transitar de sus gentes. Pero sobre todo disfrutar de su compañía y de su sonrisa medio tímida y franca, de esa naturalidad tan característica de ella, de su bonhomía innata y de su mundo particular tan divertido y surreal. Ella es única.
Deseo que seas muy feliz en Sidi Ifni, espero verte mucho por ahí y que me expliques cosas de ese lugar del que me reconozco profundamente enamorada.
Arantxa Muñoz
Sidi Ifni huele a mar
Esta ciudad es hermosa, extrañamente hermosa como todo en este país. La primera vez que llegué hace ya seis años me pareció una ciudad perdida en el tiempo. Primero porque estaba bastante abandonada, casi diría que era una ciudad nostálgica, que anhelaba otros tiempos y que en ese impasse no había evolucionado. Era una ciudad decadente, hermosa pero decadente. Además, en esos días la bruma que caracteriza la ciudad en los meses de verano influía en su imagen. Esa bruma maravillosa que mantiene la ciudad a una temperatura estable de 27 grados en pleno verano.
He seguido yendo a Sidi Ifni en busca de sus playas, de su temperatura y de sus gentes. Pero sobre todo de esa atmosfera especial que tiene Ifni y que cuesta de definir.
Hacía dos años que no venía, dos años en los que supe de los incidentes producidos. A España llegó poca cosa, revueltas que comenzaron con los trabajadores del puerto y que acabaron contagiando a todos los ciudadanos. Las reclamaciones eran justas, más trabajo, mejores salarios, más inversión en la zona. Ifni estaba abandonada para el Gobierno. Ni siquiera tenía un status propio, el status que se merece la puerta del Sahara, como les gusta decir a los autóctonos. Dependían de la Provincia de Tiznit. Gracias a las revueltas que fueron importantes, y serias, el Rey y el Gobierno decidieron que Ifni merecía una provincia propia y un Gobernador. Y así fue, y eso conllevó inversiones en la zona. Sobre todo en la ciudad de Sidi Ifni, el resultado aparente ha sido espectacular. Los jardines, los parques, la limpieza, el malecón, la reconstrucción de su pasado colonial español, los accesos, las carreteras…en fin, Ifni ha dado un cambio que cuesta de reconocer. Un cambio A MEJOR, la ciudad deslumbra y parece que estos cambios y mejoras han dado brillo a sus gentes. Sus gentes, bereberes de la tribu de los Ait-Baamarani, orgullosos de sus orígenes y de su tierra.
Parece que Sidi Ifni tiene planes, me han contado que entre los proyectos futuros, está el abrir un aeropuerto y el de conseguir líneas marítimas directas con las Canarias. Esto sería una gran noticia para esta zona.
Podría escribir letras y palabras y frases interminables de mi amor por esta ciudad. Está a solo 5 horas de Marrakech, al sur de Agadir. Tiene un núcleo hermoso, con unas calles bien delineadas, con unas fachadas blancas y azules marineras. Tiene un Malecón como La Habana que desciende desde la Plaza España a la playa. La hermosa Plaza España como se conoce popularmente, fue el centro neurálgico de los españoles durante su pasado colonial, Ifni llegó a ser provincia española ( la nº51 ), con capital en Sifi Ifni. Aquí se encontraban todos los edificos administrativos de los españoles, ahora edificios remodelados ocupados por el Ayuntamiento y la sede de la nueva Provincia de Ifni. Además de algún hotel. Cerca de la plaza España, quedan edificios gloriosos, de un pasado muy especial. El Cine Avenida y el Pub Twist con claro pasado español. Ahora no funcionan, pero en Sifi Ifni no olvidan, y han decidido mantener y embellecer sus fachadas para no olvidar su glorioso pasado.
En Sifi Ifni hay un mercado central, pequeño pero rebosante de gente. El pescado, las sardinas se asan cerca, en restaurantes abiertos. Todo respira a puerto de mar aquí. Por la noche, EL PASEO. Una de las tradiciones de esta ciudad. Siguen saliendo a pasear arriba y abajo (reminiscencias de su pasado español). Para mirar y ser vistos, sentarse a tomar un café y seguir mirando. Este paseo es uno de los grandes atractivos de la noche en Ifni.
Esta ciudad tiene una fuerte personalidad que no es ni marroquí ni española, o las dos cosas a la vez. Y es que además los bereberes son mayoría aquí, así que también tienen un fuerte peso específico. ¿Cómo definir Sidi Ifni? Imposible, no soy capaz. No se parece a ninguna otra ciudad de Marruecos, y a la vez, se parece a todas. Solo sé, que en esta ciudad es de los lugares dónde más a gusto me siento de este país.
Merzougui, un campeón de Europa que llegó en patera
Abdelaziz Merzougui, se proclamó ayer, a los 19, campeón de Europa júnior de cross en Albufeira (Portugal).
Merzougui tiró del grupo durante toda la segunda mitad de la carrera y, con una marca de 18:07, terminó batiendo en el ‘sprint’ al serbio Nemanja Cerovac.
Noviembre de 2006. Son las cuatro de la tarde de un caluroso día y de Sidi Ifni, antiguo emplazamiento español en Marruecos, parte una patera con destino a Lanzarote, cargada de ilusiones pero también de desesperación. En ella viaja Abdelaziz Merzougui, un chico espigado, de 15 años, que ha pagado 600 euros por embarcarse con rumbo a la esperanza. Y para él se llama atletismo. El pasado 26 de marzo, el Consejo de Ministros concedía, a instancias de la Federación, la nacionalidad española a Abdelaziz, que representa una de las más firmes revelaciones del atletismo español, según los técnicos, que han acudido al Mundial junior.
Sus méritos están ahí. Con 19 años, ha sido campeón de España en 3.000 metros obstáculos, su prueba predilecta, en categoría juvenil y junior. «Bueno, entonces ganaba, pero no había medalla porque aún no era español», dice con una sonrisa. Constante en él, como el agradecimiento hacia España. «Quiero darle una medalla a este país. Todos me han ayudado mucho desde que llegué». Eso ocurrió después de 36 horas de travesía por el Atlántico hasta Lanzarote. Merzougui siempre ha tenido claro que lo suyo es el atletismo.
Procedente de una familia numerosa, con escasos recursos, de Guelmim al sur de Marruecos, el joven atleta corría diez kilómetros diarios para llegar a la escuela y se metía un millar de kilómetros en autobús para participar en las carreras de Rabat. En ocasiones, por carecer de zapatillas, se veía obligado a correr descalzo, lo que ha deformado sus pies. Pero las dificultades curten tanto como el calor de Guelmim. «En Marruecos no hay facilidades para los atletas. Además, existe un nivel muy alto. Si quería seguir en esto, debía marcharme a España». Aprendió algo de castellano, reunió el dinero necesario y contactó con un conocido que le gestionó su entrada en la patera. «Yo viajaba con otro amigo. Apenas llevábamos algo de ropa. De la comida y lo demás se ocupaban los mayores». Atrás quedaba una familia con miedo. El mismo de Abdelaziz. «Podíamos morir allí. Lo habíamos visto por televisión. «En la patera estábamos 25 personas. Recuerdo que llovía con frecuencia y que casi no podías dormir, porque íbamos sentados y si te movías, podías desequilibrar la barcaza». Ya en Lanzarote, un amigo les dio comida y alojamiento. Abdelaziz partió a Tenerife y desde allí cogió un avión a Barcelona, para llegar días más tarde a Lleida. Era el trayecto que le había aconsejado Ayad Lamdassem, otro atleta marroquí, nacionalizado español con posterioridad. En Lleida le acogió el técnico Antonio Cánovas. «Enseguida se veía que tenía condiciones. Lo había pasado muy mal y aquí vio la luz». Comenzó a ganar carreras y enviar algo de dinero a su familia. Ahora, asentado y con novia, vuelve a Marruecos para visitar a los suyos. «Ven a un Abdelaziz distinto, feliz». Pero no olvida lo que ha vivido. «Cuando veo por televisión la llegada de pateras, pienso que fui un loco. No volvería a hacerlo. Y quien esté pensando en hacer lo mismo, es mejor que se olvide». El futuro pasa por los nacionalizados, dicen los técnicos.
Comentario NO PUBLICADO-mis razones
Ayer recibí un comentario de un lector de este Blog que tras mucho pensar he decidido NO PUBLICAR. El motivo ? me daba su radical opinión sobre un tema que yo no he puesto en debate. ….la españolidad de Sidi Ifni.
Este Blog no pretende generar ningún tipo de crispación entre dos países, en sus propias y legítimas reclamaciones territoriales. En ningún caso pretendo crear más tensiones de las ya existentes. Tampoco es que pretenda que el Blog sea un “Happy Flower” sin ningún tipo de interés, ni dejar de tocar temas espinosos. Mi intención es informar de TODO e intentar que seáis vosotros los que “cada uno consigo mismo”, extraiga sus conclusiones. Si queréis hacer comentarios que estén dentro de una posición dialogante y abierta….seran muy bienvenidos, si solo sirven para crear crispación sin aportar ningún tipo de nuevos argumentos, creo que éste no es el Foro adecuado.
Espero que sepáis comprender mis razones.
Sidi Ifni (II)- Hoy
Cuando llegas a Sidi Ifni en verano, es como sumergirte en un enorme vaso de horchata, la bruma atlántica envuelve toda la ciudad y penetra unos Kilómetros tierra adentro y el sol queda oscurecido. Se trata de un fenómeno que se desarrolla los meses de Julio y Agosto y sumerge a Sidi Ifni en una bruma continua…el resultado es una atmosfera decadente y una temperatura muy agradable sobre todo si vienes de Marrakech o de cualquier zona del Interior. El espectáculo es hermoso, parecido al que sentiría si entraras de repente en una película en blanco y negro, en degradé, sutil y etérea.
Sidi Ifni entre la tierra y el cielo. Ifni es un territorio del suroeste de Marruecos, antigua provincia española, perteneciente, hasta febrero de 2009, a la provincia de Tiznit (región de Souss-Massa-Draâ). Tiene una extensión de 1.502 km² y unos 54.000 habitantes. Se trata de una franja de tierra de unos ochenta kilómetros de costa y veinticinco kilómetros hacia el interior, situado en la costa atlántica entre las estribaciones del Anti-Atlas y el océano. Se encuentra a unos 300 km. de la isla de Lanzarote. La población está compuesta fundamentalmente por la tribu bereber de los Baamarani, de religión musulmana.
La ciudad de SIDI IFNI, se encuentra a 180 kilómetros al sur de Agadir. Tiene una población aproximada de 20.000 personas y la base económica de la ciudad es la pesca. Su situación le da su personalidad, ya que se encuentra situada en el borde de una estrecha meseta, entre Yebel (monte) Bu laalam y una costa acantilada, interrumpida por la desembocadura del rio Ifni, que en realidad es un torrente que sólo lleva agua, tumultuosamente, cuando llueve en la zona. Un agua que tiñe de marrón la costa, justo en línea desde la desembocadura hacia el sur, desvelando una fuerte corriente marina costera.
La ciudad fue renovada en estilo occidental, largas avenidas bordeadas de palmeras, una hermosa plaza, un paseo que evoca el Malecón cubano, edificios administrativos. El consulado español se puede ver aún en la plaza central de la ciudad, un pedazo de historia que hace aún más interesante la ciudad. En Sidi Ifni existen cines y Clubs ( uno de los más conocidos el Twist Club ), muchos jardines y un romántico faro que domina su playa.
La ciudad ha mantenido su estilo de arquitectura española de los años 30 pero se encuentra en estado de abandono. En algunos momentos, tienes la impresión de que estás en una ciudad fantasma. Pasear por el Malecón te transporta a los años 50 o 60…bajar desde lo alto de la ciudad a la playa por las escaleras, se convierte en la forma más agradable de pasar la tarde en Sidi Ifni.
Sidi Ifni me enganchó el primer día que llegué, y la verdad es que no sabría decir el porqué. Será una mezcla del ambiente decadente de su arquitectura mezclada, de la amabilidad de sus gentes, de las buenísimas sardinas que puedes saborear al lado del Mercado por muy poco dinero, del paseo por las escalinatas que te llevan a la playa desde lo alto, del surrealista camping a pié de playa, de los cafés cerca de la playa, de la vista del cementerio cercano, de la atmosfera decadente…la vida va poco a poco en Sidi Ifni. Por eso es un lugar óptimo de vacaciones, un lugar que cada vez es escogido por más y más europeos para pasar su meses de asueto. Un lugar perfecto para perderse …..
Para dormir os recomiendo, EL SUERTE LOCA o el BELLEVUE ( las habitaciones reformadas el pasado verano 09, son estupendas ).